jueves, 17 de febrero de 2011

Qué tal si..


Me alegra echarte de menos. Me alegra esa sensación de vacío cuando cuelgas el teléfono y me dejas a solas con el eco de tu voz. Me alegra porque significa que despiertas algo en mí...
No tengas frío. No tengas miedo. Te puedo arropar y sostener... Pero tenlo. Y andemos cautos para no perdernos detalle el uno del otro... 
Paseémos, recuerdas? A ritmo lento, para contemplar el paisaje. No podría transitar con prisas por tu espalda, ni andar con mis labios por cada uno de los poros de tus pechos... Es algo que hay que hacer despacio, con calma... 
Cógeme de la mano y demos un paseo. Sin preguntarnos donde acabaremos. Sin pensar cuando regresar. 
Qué tal si.. Nos dejamos llevar?

lunes, 14 de febrero de 2011

Sv



Gente que regala rosas de plástico por San Valentin. Que promete, jura y perjura amor eterno. Y que señala esa flor sintética como un símbolo de amor perpetuo y perenne: "Nunca marchitará, como nuestro amor" Dicen... Mientras ignoran que un amor florece, se marchita y si es de verdad vuelve a florecer... Eso sin contar que el amor es como un rosal, hay que cuidarlo. Regarlo, (¡sin ahogarlo!), mimarlo. Estar atento cuando da mucho el sol, pues se puede quemar.. 
En definitiva, que igual el romanticismo se ha perdido. O hay miedo a ser romántico..  Lo que si tengo claro que el peor día para serlo es hoy. Está todo preparado. Se espera cualquier cosa, por pequeña que sea. Y yo hoy no haré lo que hace todo el mundo. No te diré que te quiero. No te regalaré ninguna rosa, ni real ni artificial. Hoy no sabrás de mí y mañana nos querremos aún más.

sábado, 12 de febrero de 2011

Querer Vs Necesitar


‎- Ella querrá que se lo digas


- Y yo intentaré que comprenda que no es cuestión de lo que ella quiera escuchar, sino de lo que necesita sentir. Y bueno, es posible que ella no quiera lo que yo le ofrezco, hasta que sea consciente de que lo necesita. Yo la necesito a ella pero, a veces, no la quiero.. O quizá la quiero tanto que me da miedo necesitarla.

viernes, 11 de febrero de 2011

Y tú, qué prefieres?



- Lo has pensado?
- Sí, sí lo he pensado...

- Estás seguro?
- Que sí, basta ya, tío..

- Has pensado cómo luciría su silueta desnuda paseando por la orilla del mar? O simplemente postrada al sol? La has imaginado desperezándose por las mañanas, girarse y que te diga: "Buenos días, cariño" mientras te mordisquea el lóbulo de la oreja? Quizá te ha bastado con imaginar como recorrería tu cuerpo pulgada a pulgada con sus labios, descendiendo desde tu barbilla hasta la parte inferior de la pelvis. Paseando su boca por tu torso y pararse justo en el lugar donde lo gentil pierde importancia..
- Sí, joder. La he imaginado así y de mil maneras más. La he imaginado sonreir, llorar. Enfadarse con el mundo y hacermelas pagar a mí. La he imaginado corriendo por la playa, como si de una niña se tratase. Gritando y pidiéndome que me tumbara a su lado. La he imaginado durmiendo en mi pecho y me he imaginado a mí enredándome en su melena. He soñado despierto en noches en vela por culpa de su espalda... Asi que sí. He pensado en todo lo que puede pensar uno cuando está en esa etapa previa al enamoramiento. En el , en el no. En el quizás. En los y si... En el pánico, en el tiempo. He pensado en ella sin mi y conmigo. He pensando en mí con ella y.. Sin ella pues.. ya estoy. Sin embargo, no me he imaginado diciéndole que la quiero. Quizá porque quiero que lo sepa sin necesidad de palabra. Y lo cierto es que las palabras están sobrevaloradas. En casos como estos, sobran. 


Prefieres que te diga que te voy a comer, o un mordisco en el labio inferior? Prefieres que te proponga viajar a la Luna, o hacer que la toques con los dedos mientras te hago el amor?
Tú, qué prefieres?

sábado, 5 de febrero de 2011

Observarte

Observarte es, a grandes rasgos, deleitarse. Observarte a ti es saludar a lo hermoso y retar al subconsciente. Es jugar con el riesgo de caer en una obsesión profunda. Observarte a ti es obcecarse con tener tus mejillas cerca. Observarte a ti es bailar con la locura y tentar a las ganas. Es miedo de ver tus pupilas sólo una vez. De echar de menos tu fina boca.
Observar tu silueta es, en resumen, un peligro.
Me encerraron en una habitación oscura, rodeado de tus fotos por todos lados. Mi ritmo cardiaco comenzó a acelerarse. Empecé a sentir vértigo cuando me fui alejando de tus fotografías. E, incluso, aluciné. Creí verte detrás de la ventana, guiñandome un ojo e invitándome a ir a tu lado. En ese preciso momento entendí a Stendhal cuando visitó la Basilica de Santa Croce. Y pienso, si esto me pasa sólo con tus retratos, qué se apoderará de mi cuando te escuche respirar, cuando pueda rozar tu piel, cuando pueda hacerte sudar... 

viernes, 4 de febrero de 2011

Noah

Comenzaba un nuevo día y Noah, impaciente, antes de emprender el camino rutinario hacia el trabajo deja escrita una nota en la nevera: "Día 1".
Al llegar sus compañeros le notaron algo distinto. Ilusionado, con los ojos relucientes... Feliz. Él, de hecho, fue siempre así, aunque años atrás muchos acontecimientos había provococado la perdida de esa actitud extrovertida y alegre. Hoy, misteriosamente, la había recuperado. Repartía sonrisas por doquier e, incluso, a compañeros con los que no le unía una amistosa relación, precisamente. 
Noah estaba como loco, entusiasmado. Trabajó incansablemente toda la jornada, deseando llegar a casa. Deseando encontrarse con ella.
Al salir del trabajo, se dirigió al supermercado. Quería sorprenderla, hacerle una cena y tener algún que otro detalle con ella. La había descuidado mucho los últimos días y estaba preocupado. Alison se merecia mucho más. Tanto como los primeros meses.
Llegó a casa y comenzó con los preparativos. Cuando sólo le faltaba cambiarse de ropa y poner la mesa sonó el timbre. Era ella.


- ¡Noah!, ¡Noah! Abre, que soy yo.- Gritaba, desesperada Alison
- Ya voy cariño, pero espera. Tienes que prometerme que no abrirás los ojos. Y que te quedarás en el cuarto hasta que yo te diga, ¿vale?- Comentó, nervioso, Noah
- Vale, ¡te lo prometo!- Contestó la muchacha.


Cuando Noah ya estaba preparado, la avisó. Alison salió del cuarto y se quedó asombrada. Una cena. Para dos. Toda esa parafernalia propia de las peliculas de amor. Eso era parte de lo que le brindaría Noah a Alison esa noche.


Cenaron, hablaron, rieron. Cientos de anécdotas, recuerdos. Miradas directas. No tan directas.. Y antes de fundir todo ese amor cocinado, horas antes, en un colchón.. 


- Amor, debo decirte algo- Manifestó Noah en voz bajita, sin razón aparente- Sé que no eres muy amiga de la idea del matrimonio, y que nunca te gusta hablar del futuro ni de lo que nos deparará, siquiera, el próximo mes. Pero toma, quiero que lo tengas siempre, pase lo que pase. Aunque nos separemos. Necesito que me prometas que así será. Y no me preguntes porqué, sólo prométemelo- Declaró Noah. Era un anillo. Sus respectivas iniciales, A y N escritas en el reverso, más la fecha del día en el que se conocieron.
- Es precioso Noah. Pero, un anillo, ¿por qué?- Preguntó Alison.
- Sí. Sé que no es muy original, ya sabes como soy con estas cosas... Pero quiero que sea más simbólico que material. Me da igual si lo llevas en el dedo, colgando del cuello.. Sólo quiero que lo mantengas a tu lado el resto de tus días- Aseveró Noah.
- Te lo prometo mi vida, te lo prometo.


Pasaron la mejor noche de sus vidas. Amándose como nunca antes lo habían hecho. Fundiéndose en un sólo ser.


A la mañana siguiente, Noah, como el día anterior dejaba una nota en la nevera: "Día 2". Y así durante los 27 días siguientes.


El día 30 Noah le pide a Alison que duerma en casa de sus padres, que necesita trabajar y concentrarse en un encargo importante. Alison acepta sin problemas, por un día no pasaría nada, pensó.


- Te amo, te amo más que a mi vida, nunca te olvides de eso amor- Declaró Noah, ante la mirada sorprendida de Alison- Me lo demuestras todo los días, y los que quedan mi vida- Dijo ésta. Noah no pudo evitar que una lágrima callera, calmosa, por su mejilla.


Día 31. 
No hay nota en la nevera. Noah no llega al trabajo. Alison no tiene noticias suyas. No responde al telefono, no abre la puerta de casa. Alison se teme lo peor. ¿Se había marchado? Si era así, ¿por qué? 


Noah se moría. Sus notas en la nevera significaban una cuenta atrás inevitable. Los médicos le habían dado un mes de vida justo el día antes de la aparición de las notas. Despertó, entonces, de ese letargo que le había hecho caer en una racha de desconfianza en si mismo, de miedo. De pánico a vivir. Descartó la posibilidad de decirselo a sus seres queridos, teniendo muy presente la poca naturalidad con lo que transcurriría la llegada de lo inevitable. Vivió, disfrutó y amó como nadie. Pero le dolió, más que morir, no poder confesárselo a Alison. Era consciente de que si Alison se enteraba, esas miradas furtivas de amor serían, más bien, de compasión. Y esos abrazos se convertirían en signos de resignación a perderle.


Noah vive ahora en cada lágrima que ella derrama, en cada suspiro y en cada sueño de su subconsciente. Sí, él se fue, pero dejó una marca imborrable en la mirada de Alison, en su mente y en su corazón.



"La realidad cambia cada día, según el enfoque que le queramos dar. Si pensáramos todos los días que mañana será el último viviríamos a tope, sin pensar en consecuencias ni reproches. Incluso sabiendo que los habrá, haríamos más caso a nuestro corazón que a nuestra propia cabeza y no nos importaría equivocarnos, pues todo se acabará algún día. Y lo único que recordará la gente que te quiere, que es la que de verdad importa, es todo lo bueno que hiciste. Y de lo malo se olvidarán o, incluso, buscarán algo positivo de todo ello."

miércoles, 2 de febrero de 2011

Obcecado



Obcecado, así vivo. Negandome a la evidencia de lo que, se presupone, es una locura.. Tú das tumbos y yo, detrás, aguardando para sostenerte por si un tropiezo te hace caer.
Atracaste mi vida cual ladrón un comercio, arrasando con todo.. Llevándote mi persona y metiendome el miedo en el cuerpo. La única diferencia es que mi desasosiego se produce al pensar que no volverás. Regresa cada día para devastar todo mi ser. Vuelve.