martes, 6 de septiembre de 2011

Mientras tanto, en las nubes..


Había creido tanto en la invulnerabilidad, en lo eterno e infinito. Descuidé, ignoré y hasta desprecié lo que todos los días me esperaba al despertar.
Aunque lo vi marchar seguía sin percatarme de lo que significaba un vuelo de ese calibre, creía que todo avión regresaba a su destino. Y Pasó, atravesó aquella enorme Puerta de Hierro, para no volver.
Tentó y retó siempre a las piedras que se le interponian, destrozó tópicos y se hizo mito. Cuando no pudo más decidió irse para descansar y que los demás se eslomaran para mantenerse erguidos.
Se fue y poco a poco sentí que me quedaba solo. Siempre le guardé rencor a aquella ciudad que me arrebató mi tesoro, a mi abrigo, a mis empujones cuando no podia, a mis enfados, a mis tirones de orejas y mis: "!¿Tú la ves?!".
Y a día de hoy sigo teniendo cuentas pendientes con la ciudad donde el mar no se aprecia. No obstante, es un rencor sano, son ganas de resarcirme y de recuperar una parte de lo que un día me robaron.
Y es que, mientras sobrevuelo el país, me vuelvo a dar cuenta que sigues en todos lados. Quizás porque te empecinas en que haga las cosas bien, en que sea feliz de una puta vez.
Pero tranquila... Esa ciudad, por huevos, me hará grande. Mientras, no me olvido de los mios y les voy a visitar porque sé que, aunque sea solo un poco, hay gente que a mi también me echa de menos.


Un beso, un saludo y un abrazo de uno de tus pimpollos.