sábado, 25 de mayo de 2013

Campeón

El más grande de los campeones también dobló la rodilla. También sufrió, tambien vió peligrar sus objetivos. Pero se convirtió en campeón por no dejar que los escollos acabaran con él. Se convirtió en campeón por no dejar que todas esas voces que le auguraban un futuro negro tuvieran razón. Se empecinó en callarles la boca, en ser grande. Conoció sus defectos incluso más que sus virtudes, erró más veces de las que acertó y supo recomponerse. Aprendió a no cometer los mismos errores para conseguir mejorar, aún más, sus virtudes.
Y por eso él está aquí y tú no. Por eso él sube a un podio y tú lo miras desde lejos. Él fue más grande que todas las losas que le tiraban y que los que le daban por loco.
Y tú... Tú sigues amparándote en que la vida está malita, en que es dificil conseguir lo que uno se propone porque no hay oportunidades. Tú sigues llorando en el sofá lo que tus manos no pueden conseguir en su espalda, sigues llorando en el sofá lo que tus besos no pueden conseguir en la cama. Sigues llorando en el sofá lo que tú corazón no puede conseguir fuera de esas cuatro paredes que te encierran preso de la desesperación. Sigues llorándo(la) en lugar de convertirte en el verdadero campeón que llevas dentro y demostrarle que ninguna manta podrá abrigarle más que tu pecho. Qué ninguna cadena podrá sujetarla cuando esté apunto de caer como lo harán tus brazos... Demuéstrale que ya fuiste suficiente tiempo el perdedor que debía de aprender como ganarle el pulso a sus faldas y que, hoy en dia, eres el campeón que le ganará su corazón...

jueves, 16 de mayo de 2013

Aeropuerto

Me he vuelto propenso a pisar aeropuertos, a despedir a manos llenas, a regresar con el corazón vacio. Conozco un par de rutas aereas que me pasean por las avenidas de mis miedos y dejan atrás mis ilusiones. He saboreado las mieles del reencuentro y la amargura del adiós. Los hasta luego son tan prolongados que a veces no encajan y los recuerdos de algunas personas se borran con la facilidad con la que se disfrutaron...
Y entre tantas me queda lo que siempre he tenido, los que no se despiden a pesar de saber que no nos volveremos a ver en mucho tiempo, los que no se dejan engañar por una de las mentiras más grandes de los cobardes que andan sueltos por ahi...

Nunca hay terminales vacías ni pasajeros sin equipaje. Por poco espacio que ocupe en el avión el sentimiento de echarte de menos cada minuto pesa tanto como para que me prohiban llevarte conmigo...

 Y, como dice Marwan: "Cuando hace falta nunca retrasan los vuelos..."

sábado, 4 de mayo de 2013

Bunker

Yo no sé lo que pasa por su cabeza, de verdad, no lo sé. No puedo saber por quién apostaría, ni que espalda eligiria para encaramarse. ¿Que me gustaría que me lo dijese? Por supuesto, como a todos nos gustaría que esas malditas piernas que nos vuelven locos se frenasen a nuestro lado y nos dijeran qué cojones sienten de verdad. Pero no lo sé, de verdad.
Yo puedo decirte lo que pasa por mi cabeza, que hubiese apostado todo al número impar de su cumpleaños o al rojo de sus labios. Te diría que buscaria la manera de fortalecer mi espalda con tal de llevármela a cuestas y que nunca le faltara de nada. Hacer de mi piel su abrigo en las frias noches de Madrid.. O de algún otro recóndito lugar helado del sur... Sé que me faltaron horas para disfrutar de sus curvas y frenos para no acabar mal parado.
Pero sigo sin saberlo, sigo sin saber que esconde bajo esa manta de orgullo y delicadeza, como si de un bunker se tratase. Un bunker diseñado para no dejar avistar a nadie los sentimientos de una psicópata que hizo y deshizo con mis noches lo que quizo. Lo que soñó, lo que deseó... Lo que más tarde perdió.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Dulce Basofia

Me dispongo a cerrar uno de los libros más cortos de mi historia, habiendo arrancado páginas de cuajo con la total e infundada esperanza de que el guión cambiase. Y nunca lo hizo.
Repleto de sueños, de pasos forzados, de saltos al vacio y forrado con los miedos de los protagonistas.
La cabezoneria del chico, su manía estúpida de querer a quien menos conviene. La dulce basofia de palabras de la chica y su extraña convicción de estar lejos, cuando él la sentía tan cerca... Impedimentos que solo lo fueron cuando se dieron la espalda y se olvidaron de escuchar el uno al otro, de abrazarse el uno al otro.
Si tengo que poner punto y final a este libro después de haberlo co-escrito junto a ti, diré que arrepentirse no está en mi vocabulario cuando se trata de querer. Que las tortas sirven para despertarse, para espabilar. Que, una vez más, las palabras son puñales que algún día se pueden volver en contra de uno... Y hasta este momento yo no tengo ninguna cicatriz provocadas por las mias.

"Fui protagonista una vez de una segunda parte y quemé la historia. Yo no quiero que seas ceniza en mi cenicero"