jueves, 24 de abril de 2014

Cuando te marches.

Cuando te marches cierra todo bien. 
Apaga los besos y cierra el corazón con llave. Corre los párpados para que no entre claridad y pueda dormir a gusto. 

Si te marchas, tira la llave al fondo del mar y si usas candado asegúrate que no hay alicates que puedan romperlo. 

Cuando te marches, sube las cortinas de mi esperanza y paga las facturas de las decepciones. No te olvides de llevarte toda tu correspondencia, ya haré leña con mi desasosiego cuando quiera encender la chimenea. 

Cuando te marches, que no se te pase por la cabeza la idea de volver. 

Ni por el corazón. 

Si te marchas y te arrepientes, no seré yo el que te conteste al telefonillo. Ni el que te abra la puerta. 

Ese idiota será otro. 

Si te marchas, te irás de verdad. No quiero que dejes ni un hueco de recuerdo en forma de ropa interior en alguna gaveta de mi armario. 
Si te marchas, te desahuciaré de mi pecho y te cobraré todo el rencor pendiente en forma de olvido permanente. 

Cuando te marches, no te olvides de recoger del suelo mis ganas de seguir queriéndote. 


Las vas a necesitar para el siguiente idiota que quiera abrirte las puertas y encenderte el corazón.

domingo, 20 de abril de 2014

Prosa

Siempre se me dio mal escribir poesía en verso, como olvidar adrede a quien no recordaba ni mi nombre. Siempre se me dio fatal juntar palabras, hacerlas rimar y que sonaran bonito. Como fabricar noches de esas que rebosan los libros de los grandes artistas que crean expectativas tan altas, que es improbable no salir perdiendo.

Siempre me ha costado echarte de más, porque no sé hacer otra cosa que echarte de menos. No me dejas hacer otra cosa que echarnos de menos.

Siempre se me dio fatal bailar pegado a quien miraba para otro lado. Coger de la cintura a quien no quería memorizarse el compás de mis mañanas.
Siempre se me dio mal esperar, sobre todo por aquellos que nunca terminaban de llegar.

Y no hay versos que arreglen la paciencia del corazón roto. No hay versos, ni besos, que curen las heridas que provocaste engañándonos. Engañándote a ti misma.

Por eso elegí la prosa.
Porque siempre se me dio mejor coger carrerilla y hacer las cosas del tirón, sin escalas, sin interrupciones.

Como me pasó contigo, tocar el cielo y hundirme en el fondo del mar. Todo, en el mismo párrafo de mi
vida.

lunes, 7 de abril de 2014

Reflejo

Eres el reflejo donde mucha gente se ve queriéndote.

Quizás es la frase más acertada que me ha dicho el silencio en mucho tiempo, cuando te abandoné porque te olvidaste de quien eras y yo quise acordarme de quien era el que vestía esta sudadera azul.
Para saber bailar pegado al corazón que quieres escuchar latir cada mañana, primero debes aprender a bailar con el tuyo y hacerle entender que nunca necesitará otro para sobrevivir.
Para que crucen charcos por ti, primero debes aprender a nadar de la mano de alguien y que te ahoguen. Y que te saquen a flote. Y hundirte tú mismo porque sabes que es mejor tocar fondo que seguir en la superficie mientras el viento te azota el rostro, "para que aprendas".

Y por favor, sigue eligiéndote. Y deja que te elijan. Deja que te señalen con el dedo, que griten tu nombre, tu apellido o que te insulten para llamar tu atención.
Déjalos.
Porque si quieren pasear contigo, tarde o temprano, cogerán cualquier cacharro que les transporte a donde estás e irán contigo de la mano. O del corazón. Incluso de lejos.

Y son esos últimos el reflejo en el que te ves queriéndote. Porque si ellos siguen, es porque tú no te has ido.

Y eso es lo complicado, no irse nunca.