lunes, 14 de diciembre de 2015

Despacio.

Me he levantado despacio,
para no alterar la poesía que hay en mi cama.

Una poesía desnuda,
sinuosa,
vibrante,
de esas que generan contracturas cervicales cuando las ves pasar.

Me he levantado despacio
y frente a los pies de mi cama
he recordado la rima de su brasier
con el verde de sus ojos.
 
Me he levantado despacio
observando la superstición de sus piernas cruzadas,
luchando para que no se escape mi suerte.

Me he levantado despacio,
abrazando al silencio que llena el cuarto,
afinando el oído,
prendándome de su respiración acompasada,
debatiéndome entra abrazarla y la muerte.

Me he vuelto a acostar despacio,
sin romper su calor,
sumando mi piel a su ecuación,
sumando su paz al resultado final
de mi salvación.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Huye

Para serte sincero, hace tiempo que no me siento mirando a la nada con alguien a quien le apetezca escucharme, a quien le apetezca verme abierto en canal.

Será el frío de las últimas historias.

El miedo de los últimos fantasmas.

No poder controlarlos.

Abrir la puerta a otro demonio.

Quizá la suma de todo lo anterior.

Deberías saber que soy inestable. Inconformista aunque lo tenga todo, porque te aseguro que lo tengo. Siempre creo que se puede dar más, en cualquier ámbito, en cualquier faceta.

Soy testarudo. Si pienso que es sí, lucharé para demostrarlo o conseguirlo. Aunque con el tiempo he aprendido a admitir que estaba equivocado. Me di cuenta cuando comencé a menguar cada vez que me ofuscaba en un imposible. O en varios.

Me canso con facilidad si mi corazón no se llena. Cualquier proyecto, cualquier relación. Tiene que llenarme bien adentro, de no ser así la pasión se esfuma como arena entre mis manos bajo una tormenta.

Y esto es jodido.

No soy ejemplo de nada. Te lo aseguro. Podrás leer aquí historias, relatos y en ocasiones afirmaciones que parecen ser consejos de uno al que le cuesta aplicárselos. No los tomes al pie de la letra, moldéalo a tu gusto. Según te convenga. Eso es lo bueno de escuchar consejos; poder aplicarlos según nos venga en gana a nosotros. Y que nos llamen egoístas, hipócritas o lo que quieran. El nudo no lo tienen que deshacer ellos, así que no los escuches.

Esto si tómatelo al pie de la letra, no los escuches.

Soy paciente. Tanto que si pierdo la paciencia, no la vuelvo a recuperar.

Se me da bien perdonar, o eso creo. Olvidar ya es otra cosa. Pienso que olvidar no es algo que se elija.

Hago daño. Me han hecho daño. Lo he hecho muchas veces y lo seguiré haciendo. Me lo han hecho muchas veces y me lo seguirán haciendo. Porque así es el ser humano. Porque de eso trata todo esto. Es inevitable controlar el daño que hacemos, hasta cierto punto. Y ahí está la clave de todo: cuando somos conscientes de que lo estamos haciendo.

Es aquí donde debo advertirte.

Es aquí donde me pongo la armadura.

Si algún día me sigues infligiendo daño siendo consciente de ello, huye.

Huye muy lejos.

jueves, 10 de diciembre de 2015

Vestido Rojo

Mírala dormir, tan frágil y volátil.
A la vez tan fuerte, tan superheroína
Capaz de voltear tu corazón con cuatro miradas y media.
Porque la pillas mirándote el trasero. 
Tan fácil y agradable arropar con una manta azul a un ángel vestida de rojo. 

Mira como su pecho se agita, lleno de vida.

Queriendo pisar fuerte esta puta vida y que la vean pasar.

Que giren la mirada,
que vean su contoneo. 

Que la abracen y la observen por dentro. 

Que la quieran mucho.

Que la quieran bien. 

Es joven y quiere vivir. 

Es joven y quiere que la vivan.

domingo, 6 de diciembre de 2015

Mariví.

A Mariví.


Jamás vi tanta belleza entre líneas.
Ni un amor tan desaprovechado
por quien lo exprimió hasta inspirarla tanto.

No he visto dolor tan bien disfrazado de una poesía tan dura que nos eriza el corazón a quienes la leemos.
Y ya sabes eso que dicen, 
cariño, 
somos de quien nos eriza la piel.

No me he topado con corazones tan valientes, ni tan guerreros, que siguen abriéndose a manos equivocadas sin miedo a caer,
sin miedo a destrozarse.

Sin miedo a admitir que seguimos queriendo a quien un día jugó al frontón con nuestros sentimientos.

Jamás vi un amor tan puro como el que siente ella por el dolor de su vida.



jueves, 19 de noviembre de 2015

Defensa Propia.

He atacado a tu memoria,
jugado al frontón con tu recuerdo,
pisoteado tu autoestima,
y ofendido a unas cuantas mujeres que no conozco.

Y no me siento orgulloso.

He borrado tus huellas,
deshecho la cama con otras,
olvidado tu voz
y susurrado en otras nucas.

He querido durante un rato.

(Varias veces).

Le he hecho pagar a alguna buena mujer
todo ese vacío que tú me brindabas.
No me vi justo,
no me vi hombre.
Y las abracé en un adiós
que todos agradecimos.


Y ahora me abrazo fuerte.
Tan fuerte,
que miro a mi lado
y la adivino orgullosa.

Tan fuerte,
que sus ojos verdes
deciden quedarse a dormir.

sábado, 14 de noviembre de 2015

París

Han apuñalado al amor en París,
han explotado su hogar,
secuestrado a sus fieles,
jugando a ser dueños
de la vida de la gente.

Han apuñalado al amor en París,
han regado de miedo los corazones,
han abarrotado de pánico las calles
otorgando la autoridad
a un dios mal venerado.

Los profetas alzan la voz,
las armas,
las bombas,
la violencia.
Y París sangra.
Europa abre los ojos.
Y Oriente susurra:

"¿Ahora si duele?"

Han apuñalado al amor en París,
y ahora Europa llora un poco más,
entiende un poco más,
sufre un poco más,
abraza menos
y el derecho a la vida disminuye
a cifras históricas.


Han apuñalado al amor en París
y la sangría de fe en el ser humano
se convierte en irreparable.


martes, 3 de noviembre de 2015

Pienso fuerte

Pienso fuerte de madrugada en esos errores que nos traen de cabeza, nos torturan el sueño y nos impiden subir la barbilla. Pienso fuerte y analizo cada matiz del tropezón; la amplitud de la piedra, lo hermosa que pudiera ser la misma o, incluso, si ya nos habíamos visto las caras antes. De ser así, ¿quién cojones la puso ahí de nuevo? ¿Yo?

Pues chico, puede ser.

Y eso es uno de los matices que más nos cuesta admitir. Aceptar que las heridas que hacen que brote la sangre, y lo que no es la sangre, son culpa únicamente nuestra. 

Pienso fuerte en quienes olvidan los tropiezos y quieren creer que allí no hubo ninguna piedra, que solo fue un escalón. Vale, de acuerdo. Pero no te olvides del escalón, ni de su grosor, ni de cuantas vueltas te hizo dar cuesta abajo. Pienso fuerte porque nunca se me ha dado bien olvidar los errores que un día me hicieron trizas. Ni los ajenos ni, mucho menos, los propios. 

Y tengo piedras, escalones, riscos, zanjas y saltos al vacío sin paracaídas. Un experto en la materia.

Pienso fuerte y vienes a visitarme. No debería tener tan buena memoria. Pero tampoco me gustaría tener la tuya, amiga mía. Tan selectiva y mordaz que a veces da miedo. Otras, pena. Quizá la vida te enseñó a ser así, no te culpo. Todos tenemos nuestros trucos para creer, en algunas ocasiones, que no hacemos el daño que realmente infligimos. 

Pienso más débil, me abraza el sosiego y sé que con las heridas que tengo nadie volverá a doler como tú. Quizá más, quizá durante más tiempo. Pero no como tú. 

Pienso calmado y comprendo que, para amar bien, hay que tener el corazón fuerte y la memoria sana.

martes, 20 de octubre de 2015

Querer a ratos

Hoy has llegado tarde a mi abrazo
y me has sabido dolido.
Enfadado.
Desilusionado.
Me dices que te tengo
pero, cariño,
yo no te veo.
No te siento.
No te adivino.

Te explico que yo no quiero poseerte.
Que yo lo que quiero es sentirte
y para eso, amor, no hace falta manchar las sábanas.

Te esgrimo la razón de mi desdén,
que solo abrazas
cuando eres tú la que se enfría por dentro.

Que a ti te cuesta quererte,
y a mi me quieres a ratos.

Y yo te quiero 24/7,
aunque mal,
torpe,
o desacertado.
Pero to'l rato.

Dibujo el hastío en mi mirada
y te percatas de la tormenta
que provoca.

Tu silencio alimenta mi adiós
y te susurro de lejos
que querer a ratos,
corazón,
es una indecencia emocional.

jueves, 1 de octubre de 2015

Regando

Me hablas de la inseguridad de tus manos,
del pánico de tu corazón a apostar en vano.
Me cuentas que aquellos que un día te amaron
te dejaron rota en aquel arcén frío y abandonado.
Que ellos no supieron,
ni valoraron.

Te cojo de la mano,
yo también tengo miedo,
terror a que tu risa desaparezca de mis mañanas.
Pánico a que otros brazos sean más fuertes que los míos
y te sostengan mejor el corazón.
Créeme, le tengo pavor a provocar el adiós de tus labios.

No se trata de promesas que no podamos cumplir, se trata de lo que queramos vivir.

Y yo quiero vivirlo todo. Contigo. Ahora. 


Y si nos dolemos, será porque nos habremos querido.

martes, 29 de septiembre de 2015

Media vida

Hoy todo duele un poquito más,
el frío otoñal me cala los huesos,
los alisios me golpean el rostro
y comienzo levemente a tiritar.

Me queda grande tu legado,
pienso,
mis ojos vidriosos quieren mirar más allá.

Arriba. Donde nunca has dejado de brillar.

Llevo media vida buscándote en otras pieles,
en otros ojos, en otros abrazos.
Se me eriza la piel cuando entro en razón,
cuando comprendo que tu amor, por fugaz e intenso,
nunca tendrá parangón.

Hace media vida que comencé a escribir sinrazones,
y todavía muchos no lo entienden.
Pero no me duele.
Me calma.
Saberlos libres de tal quemazón,
sin la frustración de perder al amor de su vida.
Me queda el sosiego de saberte viva.
En el corazón de la que olvida todo excepto las estrellas que crió.
En las manos del hombre al que amó.
En la fortaleza del hijo mayor al que arropó.
Y en mis ojos.

Me calma saberte en mi habitación cada madrugada.

Se me ha escapado media vida echándote de menos,
y se me escapará la vida entera.




'Como quisiera que tú vivieras 
que tus ojitos jamás se hubieran 
cerrado nunca y estar mirándolos.' 

          Amor eterno - Juan Gabriel

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Te mentiría

Te mentiría si te dijera que no duele,
o que no te echo de menos cuando el frío aprieta.
Que no añoro mis ganas de cruzar esa carretera apagada
en busca de cualquier resquicio de amor que pudieras darme.

Te mentiría si te dijera que he dejado de olerte en mi piel.

Hay olores tan fuertes que hacen daño.

Podría hablarte de ella, que está recomponiendo con paciencia cada trocito de mí,
sabiéndote en cada pesadilla, viéndote en mis ojos cuando le cuento lo estúpidos que fuimos.
Y no tiene prisas, sabe que no puede curarme. Que debo ser yo el que cierre tu herida.

Te mentiría si no te dijese que, a pesar de todo, a veces sonrío cuando pienso en aquel ascensor al que, quizá, nunca debí llegar. Y en tu maleta roja. Y en tu maldito hilo rojo que debimos cortar hace ya tiempo.

Siempre rojo. Como las sábanas que compartimos la última vez que nos quisimos. Como las sábanas que recogieron la sangre que derramé cuando me rompiste en mil pedazos. Como una cruel casualidad. Como otra causalidad por no querer desprenderme ni un segundo de tu hiriente esencia.

Y a eso juego, a engañarte. A intentar engañar a mi memoria.
A jugar con las primeras caderas que me mareen,
o con la primera melena que se deje agarrar.
A mantener el corazón ocupado
bombeando sangre,
mientras la que se mece en mis piernas no eres tú.

Mientras la que busca mi calor entre sábanas azules no eres tú.

Porque ya nunca más serás tú.

Porque te mentiría si te dijera que quiero que vuelvas.

Y, a fin de cuentas, que tú volvieras solo significaría una cosa;

que sería yo el que se marcharía.

viernes, 21 de agosto de 2015

Yo, para mí.

Es lo bueno de romperse,
con los años uno ya sabe
donde va cada trocito de alma.
Un poquito de paciencia en esa herida,
más alegría en el rostro,
que hay algunos que se alimentan de ella.
Y merecen más vida que aquellos otros
que viven de tu agonía.

Es lo bueno de romperse,
con los años uno aprende a no remar con rencor,
a no olvidar, pero dejarlo todo atrás.
Que la corriente siga su curso, vamos.

Al hombre nunca se le ha dado bien eso
de parar a la naturaleza.

Ella siempre gana.

Es lo bueno de recomponerse,
que te das más a ti mismo.
Que te quieres un poquito mejor.

Es lo bueno de recomponerse,
que con los años uno ya aprende
que uno es para si mismo,
antes que para nadie más.



miércoles, 19 de agosto de 2015

El viento que atizaba sin dolor

Paseaba con ella de la mano 
y sentía que llevaba el mundo entrelazado con mis dedos.
Dejábamos huellas en la orilla,
como dejan las grandes acciones
que no se borran
ni con la fuerza de la marea.
Sus manos clavadas en la arena
y en mi espalda.
Y el viento de Famara,
que en lugar de infligir dolor,
era un bálsamo.

Brisa para nuestro calor,
para nuestro sudor.

Daba igual enfermar,
ya estábamos contagiados.

El uno del otro.

jueves, 6 de agosto de 2015

Ebullición

Es difícil acertar con las palabras en noches en las que ni si quiera la Luna es capaz de brillar en condiciones,
noches en las que las estrellas no brillan tanto.

Complicado hacer bonita una taquicardia, que el corazón lleve a los dedos a golpear el teclado. ¡Y qué suerte! No tener que escribir en papel lo que no soy capaz de escribir en formato digital. Resultaría algo así como un manuscrito indescifrable de la historia de mi vida. Un mal chiste que nadie entendería.

Me he leído en muchas líneas. Algunas, incluso, invisibles al resto. De esas que uno se guarda para si mismo cuando está con el ánimo denso.

Y siempre tenía el corazón en plena ebullición.

Y uno empieza a hervir cuando alguien le despierta algo ahí dentro. No voy a decir el qué, hay tantas posibilidades. Tantos ingredientes...

Cae una lágrima en el teclado. Se camufla con su letra y se me encogen los hombros por el escalofrío de pensarla en otras manos. En otros hombros. Se me encoge algo más. Y mis complejos comienzan a doler como una seguidilla de golpes en el abdomen.

"No soy el tipo de hombre que una mujer sueña con tener en su vida".

Un pequeño gato se acerca y me da un cabezazo. Me adivina roto por dentro. Y sus ojos dicen tanto, me susurra su maullido y me vuelve a erizar la piel.

"Pero quizá sea el tipo de hombre que ella necesita en su vida".

El felino apoya su cabeza y parece dormir. Ya no se separa de mí.

Hierve mi pecho. Los ojos me escuecen pero el abdomen ya no duele.

Me he vuelto a leer en aquellas líneas,
y te digo:
no puedes escribir con el corazón encogido.


martes, 21 de julio de 2015

Es la hora.

Es hora de creer.

Es el momento de ponernos
la sonrisa en la cara,
un beso donde tú quieras,
la ropa que sobre donde prefieras.

La hora de abrir las alas,
de no dejar que nos arranquen las plumas,
de escribir para sanar,
la hora de esos versos que cicatricen,
y también de los besos.

Es hora de crecer.

Ponernos de puntillas frente al espejo,
guiñarnos el ojo,
sentirnos más fuertes, más libres, más guapos.
Pisar fuerte cada baldosa,
hundir los pies en la arena,
escalar acantilados,
calcar los tuyos en las sábanas.

Y no cambiarlas.

Es hora de creer que podemos ser lo que queramos ser.

lunes, 20 de julio de 2015

Sin Rastro.

Bórralo todo.

Pon patas arriba tu memoria, tus recuerdos y bórralo todo.

No dejes ni rastro de las personas que han pasado por tu vida para pisotearte.

Que te han usado como puching-ball,
como papelera emocional,
como amparo del pasado.

Deshazte, incluso, de cualquier rencor. Hay algo que han hecho jodidamente bien; ayudar a que te dieras cuenta del verdadero valor de quienes están contigo de verdad.

Y que lágrimas derramamos todos.

Que dolor, tenemos todos.

Miedo, todos.

Complejos, todos.

Pero quedamos algunos que un acto de insensatez creemos que cualquier persona es merecedora de que te desprendas de ellos cuando estas a su lado.

Y no, no todos merecen que te desnudes de esa forma.

Yo comencé a creer que ella era merecedora de esto en una tarde ventosa de agosto y otra noche ventosa, esta vez de julio, me di cuenta de que estaba completamente equivocado.

Después de muchos abrazos rechazados y chantaje emocional barato. Después de lanzar cuchillos con una verdad tan grande como el amor que yo siento por ella.

Prometo no volver a escribirle. No volverá a inspirarme.

Pero sigan queriendo, y sigan haciéndolo bajito.



miércoles, 15 de julio de 2015

Eres

Siempre apareces en el segundo renglón de mis relatos,
Eres como el verbo del que abuso,
la redundancia de mi vida,
mi camiseta preferida,
mi juego de sábanas predilecto.

Eres la piedra de mis heridas
y el alcohol que le sigue.
La venda.
El betadine.

Eres la suerte que a veces toca
y luego se desvanece.
Como el anzuelo de un abismo,
el queso de una ratonera,
el silbido en un callejón sin salida.

Ese poema sin erratas.

Una prosa sin pausas.

Y, por supuesto, la canción que elijo cuando decido irme a dormir.

Unas veces desdicha,
                         gloria,
                         y paz.


martes, 7 de julio de 2015

Méritos

Mira la noche, que bonita está,
y otras por ahí desaprovechando estrellas,
eligiendo nubes con lluvia,
horizontes sin mar,
y caricias vacías.

Siento paz cuando me apoyo en mi muro y miro al cielo,
nadie puede romperlo.

Nadie. 

Y tú, menos.

Cuantos hombres renegando por mujeres como tú,
descuidando a verdaderas 'princesasreinasocomoquierascatalogarlas'.

Que son más bonitas por dentro.

Se moja mi ojo izquierdo, 
no eres tú, soy yo.

Me merezco un corazón más bonito con el que reír. 

Y llorar, 
y ver pelis enrollados en una manta,
haciendo de cualquier día de la semana domingo.
Y que alguien nos venga a rescatar de debajo de las sábanas, si pueden. 

Merezco un corazón más fuerte con el que luchar de la mano,
con el que espantar miedos.

Quizás ese fue tu problema, solo sonreías por fuera,
y aunque preciosa,
por dentro te pareces más a Cruela.

Y a pesar de que el reloj ya casi ha dado la vuelta,
no, amor, no te mereces tener a tu lado un corazón como el mío.

Demasiado grande,
demasiado blando,
demasiado acogedor para alguien que no sabe acurrucarse. 


Y pasa frío, mucho. 
No mereces que nadie venga a rescatarte.

Te escribo
                 desde el amor
                                       que siento por ti.
                                             tú maltrataste.

jueves, 2 de julio de 2015

Paz

Ya hace tiempo que no salgo despavorido, aunque la situación comience a adquirir un color grisáceo propio del peor de los inviernos. De la peor de las lluvias.
Fue hace mucho la última vez que llovió aquí dentro, la última vez que tuve que recoger mis pedazos del suelo, barrer, colocar mis espejos que, aunque no reflejan lo más bonito de la casa, consiguen que me vea bonito por dentro.

Afuera llueve, por cierto.

Pero aquí dentro hace tiempo que escampó. Hay truenos, algunos relámpagos y, de vez en cuando, se funden los plomos y me quedo a oscuras. Pero, insisto, ya no salgo corriendo.

Abro los ojos, miro al techo y en ese momento se convierte en mi particular firmamento. Desde hace unos años siempre me acompaña una estrella y luego, además, tengo pequeños planetas donde he respirado el aire más puro posible.

Escucho los truenos y sonrío. No me asustan, no me sobresaltan.

Hay paz en mis sábanas.

Por fin hay paz en un universo que nunca quiso guerras.



martes, 2 de junio de 2015

Av Juan Andrés, 15

Nací entre lava y volcanes,
entre salitre y arena.

Me criaron los brazos y el calor
de mis padres,
de mis abuelos y tios.

Crecí entre tortas con mi hermano
e historias con mis amigos.

Y me dijeron que debía volar,
conocer otros lugares,
asaltar otras camas
y regresar.

Regresar mucho.

Regresar bien.

Me hizo mayor Madrid,
tanto o más como sus edificios.
Que no llega a ser New York,
pero desde la azotea de su CBA el vértigo te golpea,
mientras el viento te acaricia
y Madrid te parece un poco más bonita.

Derramé lágrimas que no oxidaban andenes,
y solté carcajadas.
Y, mejor, me las devolvieron a corazón abierto.

Me hizo mayor, Madrid.

Visité aquel número quince de la Av Juan Andrés
y te vi asomada en aquel balcón que te vio partir.

Sonreíste, me adivinaste grande.
Me adivinaste adulto.
Y me acariciaste, como nunca dejaste de hacerlo.

Me hizo mayor, Madrid.

Y tuve que regresar cuando ya no parecía tan bonita.

A casa, a sonreír en la orilla.
A dormir sobre la lava,
a caminar descalzo,
a saltar sin miedo.

Y, corazón, que se me escame la piel que todavía no anochece,

y la marea abraza bien.

viernes, 29 de mayo de 2015

Quiérete.

Quiérete.

Quiérete tanto que los demás quieran formar parte de tu historia de amor.

Quiérete, sobre todo, bien. Que los demás vean en ti un ejemplo a seguir.

Sonríe, valora los pequeños detalles de quienes decidieron quererte por encima de cualquier cosa. Tus padres, tus hermanos, tus amigos. Valora sus tirones de oreja, eso es amor del bueno. Cada consejo que te den, aunque no te guste escucharlo, significa un te quiero en toda regla. Ellos saben, a veces incluso mejor que uno mismo, de lo que somos capaces y harán todo lo posible para que afrontemos la vida siendo conscientes de ello.

Quiérete.

No les des las espalda, tiéndeles la mano. Escucha bien. Ellos a veces no necesitan palabras "mágicas" que sean la solución a sus problemas, simplemente necesitan un oído que les abrace. Y eso fortalece el amor, en todas su formas.

Quiere tus defectos. Sin ellos no eres. Cuídalos, no te olvides de que están ahí. Y que la persona que se atreva a quererte que sea valiente de verdad y te ayude a cuidarlos. Llegará el punto que los ame tanto que te echará de menos solo por ellos.

Quiérete tanto que no te hagan falta espejos para sentirte la persona más atractiva del mundo. Los guapos son guapos hasta que los miran por dentro y ahí es donde deben quererte. Dentro, muy dentro. Puedes llegar a ser precioso o un engendro. Todo depende de como cuides el interior de tu pecho. Y de tu cabeza, no te olvides de ella.

Ama tus razones. Son las que te han traído hasta aquí. Erróneas algunas, fatídicas otras. Salvadoras la gran mayoría. ¿Te acuerdas cuando cogiste aquel avión?

Quiérete, joder.

Aparta el rencor de tu vida. Y quiere. Abraza. Besa. Ve corriendo a tocar un timbre o tirar una piedra a una ventana. Ahógate en cervezas, o lo que tu mejor amigo quiera. Ríete. Ríete muchísimo. Que te duela la mandíbula. ¿Que tu sonrisa no es bonita? ¿Qué más da? Lo precioso es la carcajada. Y que te hagan reír es amor del bueno.


Y haz el amor. De cualquier forma, a cualquier hora. Con un mensaje, con una carta. Con un video, con una canción. Con lo que sea. Haz el amor, como nos enseñan los grandes poetas en sus libros. Aprende a leer la piel y a escribir sobre ella. Es lo que nos mantiene vivos.

Porque cuando alguien nos sabe leer la piel y aprende a escribirnos bonito, nos despierta el corazón.

Quiérete, anda.

Y hazlo bien.

domingo, 17 de mayo de 2015

Amor por omisión.

Imprescindible suprimir el daño recibido para querer bien.

Para querer bonito.

Nadie debe tragarse los restos de quien no supo.

Es mirar a sus ojos como una nueva historia, como si volvieras a nacer.

Caer y levantarse.

Creer y decepcionarse.

Nadie debe ponerte vendas, ni tiritas. Nadie debe curarte. Salvo tú mismo. Por el riesgo de meter el dedo en la yaga y escocer muy dentro. Muy fuerte. Tanto que empieces a ver en sus ojos una vieja historia.

Sánate tú la herida y que pueda acariciarte sin miedo a rozar la cicatriz, sin miedo a levantar la costra.

Suprime el daño, pero no la lección.

Ni la lesión.

Excluye aquel abrazo vacío de tu piel y despréndete de las escamas.

Y ama. Ama bien.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Mirando Al Mar

A veces me siento mirando al mar,
o a las estrellas,
o a los ojos que no me dejan dormir.

Y me pregunto si hago bien estando ahí,
o si sería mejor estar bailando con otras faldas.

Rompiendo algún corazón,
o dejando que otra me lo rompa a mi
para olvidarme de ti.

Y sentado jugando con la arena de la orilla dibujé tu nombre
y recordé aquel silencio.
El de tu corazón.
Cuando tu sinrazón se llenó de rabia,
cuando viste gigantes donde solo había molinos.

Nunca quisiste quedarte
pero tu pecho entró en ebullición
cuando yo estuve a punto de marcharme.

A veces me siento mirando al mar,
o a las estrellas,
o a las manos que tengo a mi lado.

Y me recuerdan que el silencio lastima.
Daña.

Y que, definitivamente, hablar de más
y decir de menos,
nunca fue la mejor opción.






lunes, 27 de abril de 2015

Mira

Mira las huellas de los que aquí se revolcaron.

Mira la arena que suave yace,
que tersa se queda cuando llega la marea.

Mira la espuma como impregna los granos,
como se cuela en nuestros dedos,
como enfría nuestra sangre.

Mira la marea, como va y viene.

No se queda con la Luna, ni permanece sin ella.

Mira el viento como la mueve.
Como la acaricia.

Me recuerda a mi.
Sin ti.

Mira la fuerza de esa ola,
que rompe el acantilado.

Y caen rocas. Mira como se ahogan.

Me recuerdan a alguien.
Sin mi.

lunes, 20 de abril de 2015

Te aprendí

Me sentí como el adolescente,
al que le brindas unas manos 
para usarlas como lápices
y me brindaste tu cuerpo
como libreto virgen.

Tu cama fue el pupitre
donde calqué tu figura.

Y te aprendí despacio,
como dictan los maestros 
que deben hacerse las grandes cosas.

Y así fui memorizando cada resquicio,
cada escondrijo de tu piel.

Cada centímetro de tu silueta
calcada en mi memoria,
a fuego.

Y te aprendí, 
como se aprenden las cosas
que nunca se olvidan.

Te grabé dentro
como se graban los recuerdos
que nos mantienen vivos.

Te aprendí
sin la intención de olvidarte.

miércoles, 8 de abril de 2015

Borradores

Setenta y seis borradores para encontrar el cuento perfecto.

O el adecuado.

Uno con el que pueda dormir,
o soñar,
o mirarte,
en el que yo siempre sea el malo.

Que no tenga final feliz, ni final, ni secuela, ni mierdas,
que no acabe.

El camino.

Y que cada noche después de leerlo se me olvide como su vida al pez, para sentirme virgen cada vez que me rozas. 

Cada vez que me miras. 

Y que ella vuelva a arroparme, 
que me hable de aquel muchacho,
que hace tiempo que no ve;

Me lo chivó a escondidas
una noche de abril, 
que echaba de menos al niño de aquel portal.
Que hace tiempo se fue,
que ya no está, 
ni se le espera.

Al contrario que el hombre,
que hoy es,
que te espera sin saber porqué.

Queriéndote.

viernes, 6 de marzo de 2015

Reacción química

Por eso el amor es una reacción química,
porque no sabes como cojones puede acabar.

Y si explota?
Y si arreglamos el mundo?

A algunos nos basta con coger una mano,
respirar suave al oído,
cantar jodidamente mal
y que ría.

Y luego si el mundo explota, ya lo arreglaremos.

No sé si me entiendes, qué más da.

Ahí afuera a nadie le importa el destrozo que nos podamos causar,
y a mi tampoco.
Mientras seas tú quien me ponga las tiritas,
y sea yo quien te lama la herida.

Cuando acabe será una bonita historia que contar.

"Mírala, ahí va.
Está igual de guapa que la noche que reventamos los cristales de aquel portal,
cuando ella me dijo:
'te quiero',
y yo no supe qué contestar."

jueves, 5 de marzo de 2015

Aunque no quiera

Yo ya te dije que a mi girar el cuello para volver a mirarle a los ojos al pasado no se me daba bien, me da rabia, me duele el pecho y mi cogote se hace trizas.

Pero en casa tengo espejos, 
y mi reflejo ya no es el mismo.

No me gusta lo que veo al frente,
veo en mis ojos historias que me hicieron perder el norte,
y a los que tenía al lado.

Perderme a mi.

Y no, cariño. Nadie puede quedarse en mi vida en detrimento de mi mismo.

Porque no me querrás como yo,
porque no me perdonarás como yo.

Te diría; 'ven esta noche'.
Para zanjar el amor que nos queda,
para escucharte reír una vez más.
Y que te fueras, 
aunque no sepa,
ni quiera,
igual, 
para siempre.

Pero, ¿de qué serviría?

Mi cama no es tan grande,
como para que duermas conmigo,
amor.






jueves, 26 de febrero de 2015

A mi

El problema de leer es que hay historias que no quieres volver a repetir.
Finales que al revivirlos te revuelven las ganas de comenzar,
de abrir otras solapas,
de conocer otros autores,
de confiar en la literatura.

Poemas en los que siempre llora algún corazón,
duele ver artistas que siempre escribieron tristezas.
Y musas que nunca supieron leerse en sus líneas.

Por eso elegí escribir.

Ni poesía, ni novela.

Escribirme. A mi.

Solo a mi.

Y que así nadie espere bonitos finales,
ni bonitas segundas partes.

Joder, ¡ni relatos que merezcan la pena!

Pero yo siempre abro tu libro
y, espero, que en algún capítulo
tú dejes la calculadora a un lado
y me escuches cuando te grito,
de lejos,
que quiero quedarme a vivir
entre tus piernas.

Porque tú siempre fuiste de números,
y yo solo se escribir por tu espalda.



miércoles, 21 de enero de 2015

¿Miedo?

Hay que saber cerrar ventanas,
puertas, 
incluso respiraderos. 
Por eso de que la corriente
entre y te constipe el corazón. 

Hay que deshacerse de abrigos viejos,
raídos,
con agujeros y grietas que permiten
que se cuele el pasado y se nos escape
lo que tenemos entre manos. 

Es bueno aprender a mirar hacia delante,
y si hay miedos,
que sean ellos 
los que huyan de ti. 

domingo, 18 de enero de 2015

Frío

Te escribo desde el frío,
sin mantas,
sin calefacción,
helado por dentro.

Para que te duelan mis palabras,
para que no las quieras abrazar
y que te quemen,
sin rencor.

Por eso uso las madrugadas,
y apago las luces,
el corazón,
la razón
y tus recuerdos,
que un día fueron lo más parecido
al sol.

Te escribo destapado,
con poca ropa.

Desnudo.

Contigo, así era yo.

Y tú, amor, nunca, ni en olas de calor, te quitabas el edredón.

viernes, 16 de enero de 2015

Metáforas

Hace frío afuera, y hay niebla.
El metro está lejos y el cielo parece querer llorar.

¿Cuántas historias empiezan deshaciendo escarcha?


Como una metáfora en imagen de mi pecho. 

Se levanta viento, veo algunas faldas,
no tantos principios como me gustaría, 
y a un niño se les escapa su globo. 

Esta metáfora lleva tu nombre, cariño. 

En la guagua ya no hay abrigos, 
ya no hay peso sobre los hombros, 
ni atascos, 
ni accidentes. 

Cuando haces el kamikaze con tu corazón, el único que acaba besando el asfalto es uno mismo. 
Se escucha música de un poeta con guitarra, 
y se empaña el cristal. 
He cerrado los ojos y le he respirado, 
como si fuera tu cuello,
como respiro cuando no tengo prisa por llegar  
y tú estás encima.