viernes, 17 de febrero de 2017

Su herencia

Ahora comienzo a entenderlo todo.
He necesitado casi catorce años para comprenderlo.
Para atar cabos
y apretarlos fuerte;
para eso de cortar la respiración a una relación condenada al olvido.

Condenada al olvido.
Al sangrado.
A la hiriente verdad de que él siempre fue ejemplo de lo que no.
Y yo crecí ciego.
Lo veía como un superhéroe,
mi figura,
ejemplo a seguir,
como cuidar unos hijos,
y a una mujer.

He necesitado casi catorce años para comprenderlo.
Que sí, sigues siendo ejemplo;
del camino que no debo seguir,
como no cuidar de unos hijos,
y, sobre todo, como no cuidar a una mujer.

Ella siempre fue la heroína.

Y lo será siempre.

He tardado casi catorce años para comprenderlo;
ella decidió irse.
No quiso seguir compartiendo vida con él.
Y no la culpo.
Es la acción más valiente que mi corazón ha presenciado.

Ahora comienzo a entenderlo todo,
me miro al espejo y veo mis errores, son la herencia que él me ha dejado.

He tardado casi catorce años para comprenderlo;
me miro por dentro, veo mis cicatrices y me observo de pie. Erguido. Fuerte.
A mi lado mi hermano, haciendo de bastón y espada;
Es la herencia que ella me ha dejado.

Gracias por seguir enseñándome.

sábado, 4 de febrero de 2017

Fugitivos

La de vueltas que nos ha dado la vida,
mareándonos,
haciéndonos devolver.
Perdiendo fe, ganas y paciencia.

La de vueltas que nos ha dado.

Hasta hoy; poniéndonos frente a frente.

Como si estuviera cansada de haberme mandado mensajes,
enamorándome de un paisaje,
de unas carreteras,
de un volcán,
y de un desayuno.

(Nos podemos enamorar de cualquier cosa)

Y no sé si culparle a ella de querer tus brazos como abrigo.
Quizás al destino por animarte a volar,
o a la suerte por hacerme tropezar con tus caderas.

La de vueltas que nos ha dado la vida,
y nos tiene aquí
fugitivos.

Fugitivos, salvo para los que saben traducir miradas... y suspiros.