sábado, 24 de junio de 2017

La Palabra

¿Me he cansado de escribir?

Supongo que será porque ya no hago tantos trayectos sin ser el responsable potencial de un accidente por andar pensando en las musarañas, o porque no tengo tiempo para observar al resto del mundo como organiza y disfruta su vida.

En Lanzarote no llueve tanto como en Madrid, y el agua siempre hace que las flores más bonitas crezcan. Y no es que éste, mi jardín, esté repleto de flores despampanantes, pero hubo un día que brillaba.

 ¿El amor? Tal vez. Antes me enamoraba a diario, veía amor en cada gesto mundano; en como una niña corría a saludar a sus padres en la salida de un colegio, en la mascota que saca su amigo a pasear,  en la despedida diaria de una pareja en el intercambiador. El mundo está lleno de pequeños actos de amor que a veces se nos escapan.

Quizá me he cansado de escribir. Tal vez escribí tanto al aire que ahora mido cada palabra que aquí regalo,
como si fuera un legado, que inservible, pueda llenar en algún momento un alma.

Probablemente me haya cansado de escribir,
porque el mundo se ha ocupado de demostrarme que esta sociedad no cuida la palabra,
sino que la maltrata,
y la infravalora.

Ojalá entendieran que el mayor logro de la humanidad fue,
es
y será

la palabra.