viernes, 10 de junio de 2011

Me he olvidado


Me había olvidado de lo míseras y efímeras que resultan ser las promesas cuando uno promete más allá de su ombligo.
Me olvido por momentos que uno, en conjunto con otra persona, cambia con la facilidad con la que esta última empieza a olvidar porqué le empezó a querer.

Me he olvidado de compartir estrechos amaneceres, de tirar de la sábana en las madrugadas y de cocinar para dos.
Me he olvidado de inventar excusas, de esconder rosas y de escribir... Para ti.

Me había olvidado que no quieres sin querer, que quieres para crecer. Me había olvidado que no quiero a otro distinto al que soy y que, queriéndote, tendría que aprender a convivir con un desconocido.
Me olvido del tiempo, de la distancia y de los sueños. Me olvido de la valentía, del querer es poder y de los mil y un refranes que hay para los cobardes como yo. Lo olvido porque me interesa olvidar. Y no es que quiera, es que puedo.
Me planteé olvidar mis pasos andados y los tropiezos con segundas partes. Los pasos los olvidé. De los tropiezos no me interesa olvidarme. Y no es que no pueda, es que no quiero.


Estuve a punto de olvidarme de mí, a puntito...