martes, 18 de junio de 2019

La vida jode

La vida, sabes.

Nos pasamos la infancia escuchando como defendernos de los que nos hace daño,
como afrontar las caídas,
como encajar los golpes,
salta,
esquiva,
levántate que desde el suelo no se puede luchar.

La vida, sabes.

Pero no nos enseñaron a afrontar despedidas,
a tener que vivir sin abuelo,
sin mamá.

'No le hables de la muerte, que es demasiado pequeño'.

Y a los tres años ya miraba las estrellas buscando cuál era la que más brillaba.

La vida, joder.

Siempre buscando respuestas en el cielo, en las estrellas, en la luna. Porque el ser humano evita hablar de lo que duele.
Solo lo hacemos después. Cuando el daño está hecho y las palabras solo pueden ser un falso bálsamo que alivie la pena.

La vida jode.

Sin coma. En primera persona.

La vida hace daño y no nos preparan para eso de pequeños.

Porque debemos crecer y lo debemos hacer poco a poco.

Pero la muerte llega de golpe, corazón.

Mientras completas un estiramiento a mil seiscientos kilómetros de quien cierra los ojos por última vez.

Nos pasamos la infancia queriendo crecer, porque pensamos que nada se acaba, porque no nos enseñan a disfrutar de lo que un día vamos a perder.
Y lo sé, un niño debe crecer feliz sin tristezas que le agrien el corazón, pero si a mi me hubiesen avisado,
si a mi me hubiesen avisado
hubiera hecho pellas,
cogido un avión,
me habrían expulsado del colegio
y el último abrazo que no di
no sería hoy un anhelo.

miércoles, 12 de junio de 2019

Desempatía

Pierdo la fe en el predominio de la bondad en los corazones de esta sociedad que, por sobrevivir, el único afán por el que luchan es para ver quien es más hijo de puta.

Quien lo tiene más grande. (El ego, claro).
Quien sufre menos.
Quien hace más daño.
Quien se rehace antes.

Pierdo la fe en la palabra de la gente,
también en la capacidad para escuchar de quien nunca se sumerge en un corazón que no sea el suyo.

Pierdo la fe en las miradas.
Ya no aguantan;
se desvían.
Miran al techo,
a un escote,
a un paquete.
Da mucho más vértigo unos ojos que unas curvas.

El brillo que deslumbra en el horizonte es la ausencia, cada vez más mordaz, más dolorosa, de la empatía.

Empatía.

Hasta el Word me corrige la palabra,
quizá sería más acertada la siguiente para describirnos;

desempatía.

martes, 11 de junio de 2019

¿Infalibles?

Vivimos creyendo que estamos preparados para cualquier cosa,
porque las redes sociales nos hacen creer que somos invencibles.

Infalibles.

Mil 'likes' para cubrirnos de una invulnerabilidad ficticia.

Y no sabremos si somos capaces de nadar hasta que nos adentremos en la marea.

Y no sabremos si somos capaces de montar en bicicleta hasta que damos la primera pedalada.

Vas a tragar agua.
Se te va a meter por la nariz.
Te vas a agobiar.
Te va a faltar el jodido aire.
Pero no puedes dejarte hundir.
No puedes parar de aprender a agitar los brazos y las piernas.

Te vas a caer de la bici.
Te vas a raspar las rodillas.
Y sangrarás, porque no eres un superhéroe.

Porque, en la vida, la gente no busca superhéroes.

La gente necesita personas que le salven la vida,
que le salven el alma.