viernes, 16 de agosto de 2019

No te desvíes

No te desvíes.

Porque te harán creer que este no es el camino. Porque no es el que suele tomar el resto de la gente.

Hay atajos.

Pero no te desvíes.

Te dirán que ahorrarás tiempo y,
joder,
no hay mejor herramienta para crecer que el paso irremediable de los días
de los años
y de los daños.

Frente a ti un muro
y a tu espalda el abismo de lo que ya no se puede enmendar.

Como una metáfora de que lo que rompes
da igual como lo vuelvas a pegar,
que, aunque midas milimétricamente cada trocito, siempre quedarán grietas por donde se cuele el aire,
el frío,
los recuerdos
y el dolor.

No te desvíes.

Vas a perder.

Vas a perder muchas cosas en el camino. Vas a perder brazos, abrazos, corazones y razones.

Pero                               
                                                                 te
                                    no
                                                                                        desvíes.

Porque hay una sola cosa que no puedes perder
y te va a resultar obvio después de todo;

a ti mismo.


Observa tus heridas. Tal vez ellos no las tienen.

Pero ahora tómate un segundo.

Y observa tu corazón.

Ese, ese seguro que ellos no lo tienen.