miércoles, 31 de julio de 2019

Tiempo

Te rompiste en mil pedazos.

Los dejaste esparcidos por el suelo.

La gente se echó las manos a la cabeza, te señaló por los daños colaterales.

Te juzgaron.

Pero la vida tiene estas cosas, el tiempo pasa. No espera. No frena. No se detiene.

Y los daños colaterales dejaron paso a la esperanza. Y los pedazos ya han vuelto a su sitio. Nadie te señala después de la resurrección.

La partida que rescató un alma cuando todo el mundo pensaba que la destrozaba.

Y no hay nada que aplaudirte, como tampoco hubo nada que reprocharte; pero eso sí lo hicieron.

La fea manía de los tópicos impuestos que nos dictan que solo podemos mirar el siguiente paso que damos, sin entender que haciéndolo siempre así, cuando estés en el precipicio, ya será demasiado tarde.