domingo, 29 de mayo de 2011

Odio


Odio los lunes por la mañana.
Odio los domingos enteros y lo que tarda un viernes en llegar.

Odio las palabras que no dicen nada.
Odio el silencio atronador y los que no se callan cuando deben.
Odio la iglesia y su hipocresía barata.
Odio el sistema que nos sodomiza.
Odio al que se lucra de una catástrofe.
Odio al cobarde por no ser valiente y al valiente por no sentir pánico.
Odio al cobarde que finge ser valiente con un arma en la mano.
Odio al indeseable que se olvida que una mujer le dio la vida y las maltrata.

Odio los: "A ver si..." Y los: "Ojalá que..."
Odio el futuro porque todos los días usa un disfraz distinto y se cambia el apellido.
Y no soporto los: "Nunca lo conseguirás", los: "No eres capaz" o los: "No es para ti".
Odio lo efímero, aunque tampoco soporto las largas estancias.

Pero, sobre todo, odio lo frágil que es el ser humano. Lo ignorante que puede llegar a ser y que logre hacer complicado algo tan simple y tan necesario como sonreir.

sábado, 21 de mayo de 2011

Lo precioso


A veces lo hermoso se esconde bajo una carcasa de rasgos desagradables, por miedo a ser herido y/o malgastado. Paradojicamente, el ser humano tiende a herir con más facilidad lo bello. A lo repugnante se le ignora, se le deja en paz.
Pero lo espléndido, como tú, se intenta conseguir. Y es por ese afán cuando se cometen las mayores atrocidades

martes, 10 de mayo de 2011

Un segundo

Y si pudiera por un segundo hacer que pararas los pies y me miraras. Que obviaras toda la mierda que nos rodea. Que me abraces un jodido segundo, sólo te pido un segundo. La amabilidad se me acaba cuando pasas delante de mis narices, cuando me guiñas el ojo y me retas. Eres una maldita impertinente, que lo sepas. Te quiero, más de lo que te mereces incluso. Y me quieres y eso es lo que no sabes, que me quieres. O igual si lo sabes pero tu maldito orgullo de niña malcriada te hace negarlo. Quizás por eso no quieres abrazarme, porque tienes miedo. Porque eres una cagona y no tienes lo que hay que tener para afrontar lo que se te viene encima. Que soy del montón, ya lo sé. Que no puedo brindarte una vida de lujo ni mariconadas todos los días. Pero lo que yo te puedo dar está fuera de comparativa con todo eso. No hay joyas, lujo, ni comodidades que se puedan comparar con lo que yo puedo darte. Y eso tú si que lo sabes bien.
Afrontalo de una jodida vez y dame la oportunidad de demostrarte que hoy por hoy no hay nadie que mate como mataría yo por tus huesos.