A veces lo hermoso se esconde bajo una carcasa de rasgos desagradables, por miedo a ser herido y/o malgastado. Paradojicamente, el ser humano tiende a herir con más facilidad lo bello. A lo repugnante se le ignora, se le deja en paz.
Pero lo espléndido, como tú, se intenta conseguir. Y es por ese afán cuando se cometen las mayores atrocidades.
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