miércoles, 30 de julio de 2014

Más/Menos

Se ven más "valientes" cubriéndose el rostro que "cobardes" a corazón descubierto y, claro, así pasa después; las balas matan a los que son plena autenticidad.

Hay tios, como yo, que hacen que un par de palabras colocadas en el sitio correcto suenen bien, pero que les tiembla el pulso y tartamudean si las manos de 'la mujer' le rozan la piel. 

Se ven más mujeres buscando imitar historias ficticias que queriendo escribir la suya propia, y resulta triste. 

Más hombres preocupados de las braguetas que bajó la mujer de la que está enamorado que de conseguir que la última que baje sea la suya. 

Se ven más estrellas observándonos a nosotros que viceversa.

Se ven más lágrimas en caminos de vuelta que sonrisas en las idas. 

Se ven menos niños en las calles. Menos zapatillas cubiertas de fango y menos heridas por el rofe.

Se ven más corazones nómadas, quizá por esta razón también nos llaman la generación perdida.


Ya no hay quien cojones encuentre su corazón adecuado para morir. 

jueves, 24 de julio de 2014

Tan

Tan aficionado a los relatos cortos, que a veces solo me bastan dos palabras para escribir un libro. Tan fanático de la brevedad como afiliado a la sinrazón.
Tantos días siendo hielo para que llegue el invierno y cause grietas por todas partes.
Tanto tiempo sosteniendo corazones que se me olvidó que el mío pendía de un hilo fino y escaso como mis esperanzas.
Soy fuerte. Lo sé. O eso me dicen algunos.
Pero el hastío lo es más.
Tan aficionado a las películas que se me olvida que solo duran dos horas y yo en tan poco tiempo no soy capaz de demostrarte que soy el ideal para ti. Ni yo, ni nadie.
Tan acomplejado que sonrío de espaldas y, en muchas ocasiones, sólo por dentro.
Pero, sin embargo, tan bajito que mi centro de gravedad me mantiene erguido a pesar de las continuas hostias que me quiere dar la vida. Tan bohemio que mis prisas se las llevó la marea y ahora solo espero a que caiga el sol

lunes, 21 de julio de 2014

Poetas

No entiendo al poeta, a ese incansable ser humano que sangra cada vez que escribe a quien quiera que le haya hecho mil pedazos el corazón.
Y la cabeza.
Y los ojos.
Y las manos.

Porque te hacen trizas.

No entiendo lo bonito que suena el desamor, lo bonito que se ve la historia de chico conoce a chica, chico se enamora de chica, hacen el idiota y. al final, uno de los dos muere. Suena bonito y es más común de lo que la gente se piensa.
En una sala proyectada queda precioso.
Y en otros corazones.
En el de uno mismo queda horroroso.

Al final de las historias siempre hay alguien que muere, o a la mitad. El chico que deja de ser el que conquistó a la chica, por ejemplo. El chico que quiere que la chica deje de ser aquella de la cual se enamoró, tal vez.
Eso es morir de amor, no reconocer al que tienes al otro lado de la cama. O al que miras al espejo.

Perderte.

Perderle.

No entiendo al poeta que sobrevive de sus poesías.
Es clavarte un puñal cada vez que te lees.
Y que la ves.
Porque siempre la ves.
Quizá les escriben poesía porque es la única forma de sentirlas y hacer el amor con ellas.

Ellos son así, están locos. Por eso nadie los entiende. La gente solo lee sus poemas, los dedica y se llevan los besos.


Y del poeta nadie se acuerda cuando se cierra el libro y se deshacen las sábanas.

miércoles, 16 de julio de 2014

Inevitable

Siempre la ves, en cada palabra que escribes la ves.
Y la echas de menos.
Y te rompes.
Y te sientas a intentar recordarte a ti mismo que es una causa perdida echar de menos un corazón que no bombea sangre por ti.
Quizás algún día lo hizo, pero ya no.

¿Pero qué puedes hacer?

Nadie te ha dado clases de evitar lo inevitable, a lo mejor por eso hay cosas que pase el tiempo que pase lo siguen siendo.
Porque nadie ha tenido los bemoles de evitarlas. Ni la paciencia. Ni el corazón. Nada.

Ella sabe que la quieres. Y que probablemente no tenga cerca otro corazón que la abrace como la puede abrazar el tuyo. Bueno, a ti tampoco te tiene cerca pero, aún así, lo estás.
Aunque no quieras estarlo.

Y escucharás a valientes hablar del olvido y de las mil maneras para deshacerse de un recuerdo plano e inútil que actúa como metástasis por todo tu organismo. Esos valientes que son los cobardes que se ahogan en otras faldas.
Te va a seguir rompiendo, porque no hay operación que valga. Porque nació en tu pecho y ahora te fallan hasta las piernas si piensas en ella.

Seguirás viéndola en cada palabra, en cada borrador, en cada rima, en cada falta de ortografía...

Hasta que aparezca otra que se convierta en tu inevitable.

domingo, 13 de julio de 2014

Indudablemente.

Si en algún momento alguien me suelta la pregunta de qué es lo que no quiero olvidar cuando sea mayor, probablemente, indudablemente, mi respuesta sea yo mismo.
No hay peor dolor que olvidarse de lo que uno fue.

Para si mismo.

Para alguien.

Olvidar el amor que diste, el dolor que causaste y el puñal de la vida para no volver a causarlo jamás.

Si me preguntan por ti les sonreiré. Era ella, ¿verdad?

De mis metas de hoy no hablaré, porque sé que serán mis logros mañana. Como seguir rodeado de estos cabrones, por ejemplo. De mi familia, un pirata nunca hará declaraciones después de descubrir un tesoro. Yo llevo veintitrés años en silencio.

Si tengo hijos, que ojalá los tenga, les diré que no aprendan mucho de su padre. Porque si consiguió que una mujer se quedara a su lado es porque ésta debe tener una paciencia inagotable y un corazón majestuoso. Y porque de una madre siempre se aprende, aunque se vaya antes de tiempo. Y que se fijen en sus abuelos, ¡qué sabios nuestros viejos!

Probablemente, indudablemente, siga escribiendo poquito a poco, como hasta ahora.
Y creciendo.
Sin olvidarme de lo que he sido, de lo que estoy siendo.

viernes, 11 de julio de 2014

Hay que saber.

Debemos aprender a irnos. 
Quiero decir, darnos cuenta de cuando hemos hecho todo lo que estaba en nuestra mano y partir, y que otros se deslomen. 
Llega un momento que por mucho que sigas remando no avanzas, navegas en círculos y nos ves tierra. Toda ocasión tiene su tiempo, todo logro tiene su fecha de caducidad y es inviable vivir de rentas. 

Hay que saber marcharse. 

Y muchos no tienen ni idea. 

La rutina hace tanto daño que cuando la cambias crees que te falta algo y vas en su búsqueda, de nuevo. Es un amor-odio, ni contigo ni sin ti,

y la gente echa raíces en macetas equivocadas, 

y nunca florece nada, ahí nunca florecerá nada. 

Debemos aprender a irnos y tener paciencia para comprender que nuestro próximo destino igual tarda un poco en llegar. 
Hay que esperar a los ojos que te griten quédate y a las manos que, aferrándose a ti, nunca te alejen de tu libertad. 

Hay que saber en qué corazones quedarse a dormir. 

lunes, 7 de julio de 2014

Desdén.

Qué hago con el desdén de la madrugada? No sirvo para combatir las ganas y no saber donde clavarle el puñal definitivo para acabar con ellas y que me dejen respirar.

Hablamos de impulsos y el mundo se hace pedazos.

Pienso en ella cuando llueve, y cuando hace sol. Cuando voy bajo tierra y cuando estoy bajo el mar. Pienso en ella. Es así.

Nunca he sabido pararme los pies cuando algo necesita salir. Yo no sirvo para estas cosas, no sirvo para mi. Sin ti.

He visto a la misma estrella fugaz pasearse cada noche por el cielo de mi cuarto, dibujar tu silueta y aplacar el sueño del individuo que permanece inmóvil. Nunca llegas para quedarte y siempre te vas para no volver.

Qué hago con el desdén de después? Mi balcón se cansa se ver fumar a otras que nunca podrán rehacer mi dormitorio, de verlas doblar la esquina y que no aparezcas tú después. Se cansa de mi paciencia. 

Algo haré con él. Y conmigo. Contigo ya veré.

Quererte, tal vez.

miércoles, 2 de julio de 2014

Fe

Si hay algo que nunca he hecho, ni haré(no pongo el nunca, pero se adivina. Y mi metedura de pata también), es cambiar mis formas de "supervivir", porque yo no sobrevivo. Yo "supervivo". Aunque eso no exista, me da igual. Y ya te diré las razones.
Si ella no se quiere quedar, ¿qué quieres que le haga? Que se marche, ya me doleré. Porque ella no me va a doler, hace tiempo que ya nadie me duele porque no dejo que elijan por mi. No sé si me explico.

¿Y qué le hago a los que no creen en mi? Desistir sería darles la razón y nunca se me ha dado bien servir platos calientes a más de dos y con los cubiertos preparados. Soy demasiado egoísta como para compartir mis fracasos.

No voy a dejar de ser un idiota por mucho que me lo repitan, ni adoptaré facetas de tío duro para que alguna se quiera quedar. No me pega nada ir de tío duro, sería ridículo. Seguiré enamorándome de la primera que no tenga miedo. Y del desamor ya hablaré cuando aparezca.

Porque tengo la convicción, la extraña sensación, el estúpido pensamiento de que alguien se querrá quedar hasta que amanezca, que no se quiera ir de mi cama o echarme de sus sábanas. Quien corra a por mis piernas y por su entrepierna. La que, conociéndolos, sacuda mis complejos sin importarle nada más que verme sonreír. La que me conozca como lo hacen mis amigos y, aún así, siga queriendo despertarse junto a mi. Y la que sepa darse cuenta de que soy lo que soy por los que me han rodeado hasta hoy. Y solo hablo de sus características, porque yo pierdo el culo por quienes me quieren así. Hay que tener huevos para hacerlo, por eso "supervivo". ¡Qué suerte ser yo a veces!

Me tengo fe.

Porque al final, si tú mismo cambias lo que eres, nadie querrá quedarse.

martes, 1 de julio de 2014

Años.

A lo largo de todos estos años he escrito cosas que nunca debería de haber escrito, historias que me gustaría haber vivido y que simplemente he presenciado desde la distancia justa para observar y sentir la mejor de las envidias.
Le he escrito relatos a personas que no se merecían ni, si quiera, la más ínfima de mis palabras. Vocablos llenos de sentimientos que en muchas ocasiones, he de admitir, también intenté usar como puñales. Tengo la firme seguridad y la total tranquilidad de que ninguno hirió de muerte a ningún corazón.

Y eso me fastidia.

Con el paso del tiempo he aprendido a leer a quien sabe escribir, no como yo. Y a escuchar a quien sabe de lo que habla. Más o menos como yo, que hablo muy poco.
He comprendido la importancia de los errores y los aciertos; la jodida realidad de que cuantas más veces aciertes más fácil te quitarás de encima a quienes no te quieren de verdad cuando te vean errar.
Me han enseñado a escuchar a quien tiene algo que decirme y a observar. Especialmente a observar(te)

Pero sobre todo he aprendido a leerme. A verme aquí, en cada palabra, en cada relato... Y he sabido quedarme conmigo mismo, a pesar de todo. A pesar de mis "faltas de ortografía", de mi inconsistencia verbal para/con quien no se merece tales arrebatos.

Y me quedaré conmigo mil veces más, porque nadie sabría sacarle tanto partido a este error con patas.