miércoles, 16 de julio de 2014

Inevitable

Siempre la ves, en cada palabra que escribes la ves.
Y la echas de menos.
Y te rompes.
Y te sientas a intentar recordarte a ti mismo que es una causa perdida echar de menos un corazón que no bombea sangre por ti.
Quizás algún día lo hizo, pero ya no.

¿Pero qué puedes hacer?

Nadie te ha dado clases de evitar lo inevitable, a lo mejor por eso hay cosas que pase el tiempo que pase lo siguen siendo.
Porque nadie ha tenido los bemoles de evitarlas. Ni la paciencia. Ni el corazón. Nada.

Ella sabe que la quieres. Y que probablemente no tenga cerca otro corazón que la abrace como la puede abrazar el tuyo. Bueno, a ti tampoco te tiene cerca pero, aún así, lo estás.
Aunque no quieras estarlo.

Y escucharás a valientes hablar del olvido y de las mil maneras para deshacerse de un recuerdo plano e inútil que actúa como metástasis por todo tu organismo. Esos valientes que son los cobardes que se ahogan en otras faldas.
Te va a seguir rompiendo, porque no hay operación que valga. Porque nació en tu pecho y ahora te fallan hasta las piernas si piensas en ella.

Seguirás viéndola en cada palabra, en cada borrador, en cada rima, en cada falta de ortografía...

Hasta que aparezca otra que se convierta en tu inevitable.

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