domingo, 13 de julio de 2014

Indudablemente.

Si en algún momento alguien me suelta la pregunta de qué es lo que no quiero olvidar cuando sea mayor, probablemente, indudablemente, mi respuesta sea yo mismo.
No hay peor dolor que olvidarse de lo que uno fue.

Para si mismo.

Para alguien.

Olvidar el amor que diste, el dolor que causaste y el puñal de la vida para no volver a causarlo jamás.

Si me preguntan por ti les sonreiré. Era ella, ¿verdad?

De mis metas de hoy no hablaré, porque sé que serán mis logros mañana. Como seguir rodeado de estos cabrones, por ejemplo. De mi familia, un pirata nunca hará declaraciones después de descubrir un tesoro. Yo llevo veintitrés años en silencio.

Si tengo hijos, que ojalá los tenga, les diré que no aprendan mucho de su padre. Porque si consiguió que una mujer se quedara a su lado es porque ésta debe tener una paciencia inagotable y un corazón majestuoso. Y porque de una madre siempre se aprende, aunque se vaya antes de tiempo. Y que se fijen en sus abuelos, ¡qué sabios nuestros viejos!

Probablemente, indudablemente, siga escribiendo poquito a poco, como hasta ahora.
Y creciendo.
Sin olvidarme de lo que he sido, de lo que estoy siendo.

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