martes, 31 de diciembre de 2019

El libro

Voy a escribir un libro,

Que hable de nosotros, de nuestras hazañas, de nuestros fracasos.
De cómo nos levantamos después de éstos.

Voy a escribir un libro.

y te verás tan reflejado ahí,
que podrás decir que eres tú el protagonista.

Voy escribir un libro.

Hablará del amor, ese que sigue tendiéndome la mano,
mi mano gemela,
el que a pesar del
adiós
permanece.

Hablará de mi padre
ejemplo de lo que sí, de lo que no, de lo que nunca.

(Mi alma sigue idolatrando una parte)

Hablará de mi hermano
tan valiente
y precoz
que siempre será el pretexto que use para hablar del valor.
Del coraje.
Del amor propio.
De la seguridad en sí mismo.
Del pequeño que no es, ni será, sin el mayor.

Y hablará de mi madre.

Mi legado fiel.

Nunca un corazón permaneció tanto en el presente de otras almas como el suyo,
nunca una herencia tan valiosa como su mirada
y su carácter
su voz
su tez.

Dicen que me parezco a ella

Nada más lejos de su realidad.

Lo único certero
es que mi lucha
por brindarle razones para sonreír allí arriba
nunca
van
a
cesar.


jueves, 19 de diciembre de 2019

Depuración emocional

La vida te comienza a mandar señales de que no vas a poder con todo
por
mucho
que
te
empeñes.

Que vas a tener que frenar
poner los pies en el suelo y respirar.

Depurarte.

Soltar lastre.

Que las emociones son como plomos que nos atamos a los tobillos
y al corazón.

No vas a poder impulsarte cuando debas volar
no vas a poder amar
no vas a poder luchar
porque te va a costar reaccionar, como si una soga atada a tu cintura te retuviese anclada en el subsuelo.

No tienes que estar a la altura de quien espera de ti algo que tú no estás dispuesto a dar,
no tienes que someterte a ninguna moral que no sea la tuya
no puedes arreglar los descosidos de los demás antes de arreglar los tuyos.

Y ya te adelanto que muchos no querrán cerrar sus grietas.


Depúrate.

La vida ya te ha mandado señales de que no eres invencible,
por 
mucho
que
te
empeñes.

martes, 17 de diciembre de 2019

Realidad

Me hablan de objetividad al describirte,
porque no te miro como ellos,
porque ellos no saben mirarte como lo hago yo. 
Que el amor me ciega la razón,
y no es justo,
ni real. 
Que me digan qué es más real que observarte, a secas. 

Porque te he mirado con afecto,
te he mirado con cariño,
te he mirado con decepción,
te he mirado con el amor más profundo. 

Y con el dolor,
la rabia,
el coraje,
el desdén,
el abandono. 

Te he observado perenne,
fugaz,
te he observado ausente,
porque no era yo el que querías que estuviera ahí. 

Te he mirado con filtros,
sin ellos,
y siempre veo la misma silueta.
El mismo corazón. 
La misma piel. 

Y yo sé como lates. 
Y yo sé como sabes.

Que me digan qué hay más real que eso.

Me hablan de objetividad al describirte,
que no veo tus descosidos,
que no veo tus grietas.

Como si amarlas como hago con tus virtudes fuera obviarlas. 

Como si amarte te convirtiera en ficción. 

Por aquella sensación de que quien no te vive
no
podrá
nunca
saber
que
superas
cualquier
fantasía. 

lunes, 9 de diciembre de 2019

Señales

Entendí mal las señales;

nunca debí escribir tanto,

ni a nadie.

Solo debía leer.

Me.

Ay, cabrón. 

Has querido cumplir siempre las expectativas que ponían sobre ti
sobre tus manos,
sobre tu piel,
sobre tu corazón,
y solo tenías que cumplir las tuyas.

Las de nadie más.

Y ahora vives libre de cuentos
libre de sueños
desnudo.

Ahora entiendes las señales.

Siempre eras tú quien acudía al rescate
mientras tu alma se ahogaba.

Ahora eres tú el que no tiene prisas
el que pone el modo crucero
y se limita a disfrutar de las vistas

ella riendo, por ejemplo.

y qué vistas.

Ahora que vives libre de cuentos,
libre de sueños
desnudo,
no buscas quien te quite la ropa,
sino a quien no huya al ver tus cicatrices.

Ahora que te quedan menos letras por escribir
prefieres tomarte tu tiempo para leer,
como dice Marwan;


tu cuerpo en braille 
con las luces apagadas