lunes, 16 de octubre de 2023

Veinte

 Ya van veinte, mamá. 

Qué vértigo mirar el pasado y ver lo que hemos crecido, lo que hemos soportado. La gente sigue empeñada en creer en tópicos manidos que te instan a no echar, ni si quiera de reojo, una mirada al camino que llevas transitado. Como si fuera una penitencia de la que olvidarse.

Yo sigo haciéndolo, mamá. Y aunque de un tiempo a esta parte, y por suerte, tengo menos tiempo para la melancolía y el dolor, siempre les reservo un hueco cuando mi alma me lo pide. 

Por aquello de entender lo necesario de la tristeza, para apreciar y dar las gracias por todo lo que hemos tenido.

Y por lo que tenemos.

Y por lo que, sin duda, tendremos.

He vuelto a dormir en tu alcoba, y lejos de no reconocer estas paredes, he conseguido recobrar el sueño en ellas. 

En varias de sus acepciones, mamá.

Si me lees menos es, sin lugar a dudas, porque estoy bien. 

Tal y como te prometí.

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