sábado, 14 de septiembre de 2019

Miedos

La gente que dice que no tiene miedo supongo que, en realidad, se refiere a que no los conoce.

Siempre hay algo que nos para los pies.

Lo cual no significa, necesariamente, que no seguirás avanzando. Simplemente te frena.

Te pone en alerta.

Te reta.

Te mide.

Suena valiente, de alma coraje, decir aquello de; 'yo no tengo miedo'.

Estarías muerto. Inerte.

Pero no es como suena.

Es el significado del miedo.

Sentir.
Sentir.
Sentir.
Sentir.

En ese verbo se resume todo.

Los miedos van intrínsecos en el ser humano. Le tenemos miedo a lo que no conocemos.

Miedo a lo que conocemos y nos hace daño.

Miedo a perder lo que conocemos y amamos.

Miedo a no conocer lo que nos puede dar felicidad.

Perdona que te diga, si no tienes miedo no perteneces a este mundo.

Y ocurre que, a veces, nos parapetamos en esa falsa valentía, amarrados de soledad por los cuatro costados, porque nos da pánico,
nos aterra,
nos acongoja,
toparnos con algo que nos haga sentir vivos de nuevo y que podamos perder.
O que nos haga daño.
Que nos haga trizas el abdomen cuando se vaya.

Pero perdona que te diga, no es que no tengas miedos; es que tienes tantos que huyes de ellos.

Sentir.
Sentir.
Sentir.
Sentir.

Y volver a sentir.

Una y otra vez
                          y otra
                                     y otra 
                                                 y otra
                                                           y otra...