domingo, 4 de agosto de 2013

El Mundo

El mundo se vuelve loco y pierde el sentido a la par que se descubren mil tratamientos para que algunos piensen que es mejor mantener la cordura durante toda su vida.

El mundo se llena de valientes que juegan a ser el malo de la película y que, de esa manera, ellas lo dejen todo. Incluso a ellas mismas, por un par de caricias mal dadas.

El mundo se repleta de corazones rotos y prejuicios hacia el resto de personas para intentar esconder bajo sus escombros los fracasos cosechados.

El mundo se resguarda tras unos aparatos que ya no son tan fríos como los corazones de sus dueños, que prefieren escribir dos palabras en un teclado que dar dos pasos y apretar un timbre. Que prefieren hablar por una ventana iluminada a escalar hasta una a oscuras.

El mundo pierde demasiado tiempo mirando la hora en el móvil, calculando la batería restante en vez de gastar todas las fuerzas en luchar por querer mejor a quien les abraza debajo del edredón.

El mundo saca fotos a sus almuerzos pero no se alimentan.

El mundo malgasta electricidad y se olvida que allí donde las farolas no alumbran se ven mejor las estrellas que un día se fueron para hacer nuestras noches más bonitas.

Y ya no se cuentan, ya no se mira al cielo y se escucha un: "Mira nené, la estrella que más brilla es el abuelo que nos está mirando."