miércoles, 1 de mayo de 2013

Dulce Basofia

Me dispongo a cerrar uno de los libros más cortos de mi historia, habiendo arrancado páginas de cuajo con la total e infundada esperanza de que el guión cambiase. Y nunca lo hizo.
Repleto de sueños, de pasos forzados, de saltos al vacio y forrado con los miedos de los protagonistas.
La cabezoneria del chico, su manía estúpida de querer a quien menos conviene. La dulce basofia de palabras de la chica y su extraña convicción de estar lejos, cuando él la sentía tan cerca... Impedimentos que solo lo fueron cuando se dieron la espalda y se olvidaron de escuchar el uno al otro, de abrazarse el uno al otro.
Si tengo que poner punto y final a este libro después de haberlo co-escrito junto a ti, diré que arrepentirse no está en mi vocabulario cuando se trata de querer. Que las tortas sirven para despertarse, para espabilar. Que, una vez más, las palabras son puñales que algún día se pueden volver en contra de uno... Y hasta este momento yo no tengo ninguna cicatriz provocadas por las mias.

"Fui protagonista una vez de una segunda parte y quemé la historia. Yo no quiero que seas ceniza en mi cenicero"

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