sábado, 4 de mayo de 2013

Bunker

Yo no sé lo que pasa por su cabeza, de verdad, no lo sé. No puedo saber por quién apostaría, ni que espalda eligiria para encaramarse. ¿Que me gustaría que me lo dijese? Por supuesto, como a todos nos gustaría que esas malditas piernas que nos vuelven locos se frenasen a nuestro lado y nos dijeran qué cojones sienten de verdad. Pero no lo sé, de verdad.
Yo puedo decirte lo que pasa por mi cabeza, que hubiese apostado todo al número impar de su cumpleaños o al rojo de sus labios. Te diría que buscaria la manera de fortalecer mi espalda con tal de llevármela a cuestas y que nunca le faltara de nada. Hacer de mi piel su abrigo en las frias noches de Madrid.. O de algún otro recóndito lugar helado del sur... Sé que me faltaron horas para disfrutar de sus curvas y frenos para no acabar mal parado.
Pero sigo sin saberlo, sigo sin saber que esconde bajo esa manta de orgullo y delicadeza, como si de un bunker se tratase. Un bunker diseñado para no dejar avistar a nadie los sentimientos de una psicópata que hizo y deshizo con mis noches lo que quizo. Lo que soñó, lo que deseó... Lo que más tarde perdió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario