domingo, 29 de mayo de 2011

Odio


Odio los lunes por la mañana.
Odio los domingos enteros y lo que tarda un viernes en llegar.

Odio las palabras que no dicen nada.
Odio el silencio atronador y los que no se callan cuando deben.
Odio la iglesia y su hipocresía barata.
Odio el sistema que nos sodomiza.
Odio al que se lucra de una catástrofe.
Odio al cobarde por no ser valiente y al valiente por no sentir pánico.
Odio al cobarde que finge ser valiente con un arma en la mano.
Odio al indeseable que se olvida que una mujer le dio la vida y las maltrata.

Odio los: "A ver si..." Y los: "Ojalá que..."
Odio el futuro porque todos los días usa un disfraz distinto y se cambia el apellido.
Y no soporto los: "Nunca lo conseguirás", los: "No eres capaz" o los: "No es para ti".
Odio lo efímero, aunque tampoco soporto las largas estancias.

Pero, sobre todo, odio lo frágil que es el ser humano. Lo ignorante que puede llegar a ser y que logre hacer complicado algo tan simple y tan necesario como sonreir.

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