La tuya es una herencia de plusvalías,
sin impuestos,
sin cargas, ni rémoras insalvables.
No hay necesidad de notarios, de juicios, ni testamentos que resquebrajen unos lazos.
La tuya es una herencia repleta de amor,
y no hay nadie que se haya quedado de vacío cuando de tu recuerdo se trata.
Tuya es la herencia del carácter y amor de mis tíos,
la empatía de mi hermano,
la fuerza de mi padre,
y mi genio.
La tuya es una herencia que se ha quedado impregnada en las paredes de la casa que estamos arreglando
quizá, mamá, algún día escuches corretear a una pequeña con tu nombre a cuestas.
Como otro tributo más a tu memoria.
La tuya es una herencia de plusvalías que estoy dispuesto a saldar cada día del resto de mi vida.