viernes, 27 de julio de 2012

Odiar por odiar

Odio el olor a tabaco y sudor desde buena mañana. No soporto los pisotones al salir del metro de gente que, en el 90% de los casos, eligiria otro destino por el que correr. Odio las prisas, las pasadas de frenada y las caras largas cuando brilla el sol y se escucha el mar de fondo. Me enervan las distancias y los trayectos largos acaban conmigo. No me gustan los labios finos si no son los tuyos, ni tu pelo cuando te tapa los ojos. Odio, en parte, verte dormir porque los mantienes cerrados... Odio que me hayas hecho esto, que te hayas clavado y encajado en un hueco de mí que cada vez es más grande. Lo odio por odiar, porque si se trata de querer, no hay nadie que te quiera como, ni más, que yo.

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