sábado, 14 de abril de 2012

El problema


Y el problema es que te pienso. Te pienso cuando estás, pero más aún cuando te vas. Cuando inicias la marcha y dejas tras de ti un aroma de esperanza machacada con tiempo. Que mis ojos nunca han dejado de parpadear por los tuyos, que mis labios no han dejado de gritar en silencio tu nombre. Que mis manos te echan de menos, a tu pelo, a tu piel, incluso a tu ropa... Que te quiero. Quizá no desde el primer día, pero es que todavía no ha llegado el último... Y mucho me temo que no llegará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario