martes, 17 de abril de 2012


-Tú, me ves después de todo este tiempo y solamente te sale decir "tú". Está bien, dame un abrazo, tú.- Bromeó Charles abrazándola con firmeza.-Te he echado tanto de menos...-Le susurró.
-Y yo a ti, Charles. Vivía cada noche esperando alguna señal, algún atisbo... Y por fin te tengo aquí. No quepo en mí de alegría, Charles...-Dijo Fayna, con una lágrima derramándose lentamente por su mejilla.
-Ven, Fay, quiero que te sientes, debo decirte algo...-Le señaló el sofá, le pasó su brazo por encima y apoyó el rostro delicado de Fayna en su pecho.-Estoy cansado de todo esto, de idas y venidas, de despedidas y reencuentros. Estoy cansado de nuestros miedos, de nuestras inseguridades. De ponerle la pausa a esto cada vez que uno de los dos tiene o debe marcharse. Y me da igual la razón de las partidas, simplemente quiero que no vuelvan más, que sean ellas las que se vayan para siempre de nuestras vidas. Fayna, esté donde esté, cambio mis horas de sueño por velar los tuyos-Aseveró.
Fayna tenía un tráfico de lágrimas horrible por sus mejillas. No podía articular palabra. De un modo u otro era lo que ella quería. Lo que, también, ella pensaba. Charles le había dado un portazo a todos esos miedos que les impedían estabilizar todo el amor que sentían el uno por el otro.

Y antes de emprender el camino al dormitorio y dar por finalizado un largo y emocionante día... Sin que ninguno de los dos pronunciara palabra se adivinó algo...
"Voy a estar contigo todas las noches del resto de mi vida"

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