miércoles, 16 de octubre de 2013

Madrid

Dije que tendria Madrid a mis pies. Y aqui me ves, corriendo por su espalda. Dije que mi casi metro setenta seria capaz de empequeñecer los rascacielos donde laboran las personas más infelices de la ciudad.
Admito que la lejanía del mar no me ha vuelto más dulce, y que el fuego de mi corazón no se ha solidificado a pesar de permanecer tanto tiempo sin remojarme en la lava de los corazones que andan por allí.
Mantengo mi odio desmedido a una ciudad que me sigue brindando cada noche una dosis de salsa agridulce a una vida mia que apenas está en fase de elaboración.
Aumenta mi odio hacia los aeropuertos con la misma rapidez con la que vuelvo a pisarlos, porque siempre despiden. Los reencuentros duran 7 dias y las despedidas todo el tiempo que tarde en volver a verte...
Estoy harto de pisar andenes con sabor a metal que me hacen recordar lo duras que son las caidas si no estás tú en mi cama cada noche. Lo duro que es, en definitiva, estar sin ti.
Aunque, y de a poco, te das la vuelta y aparezco por tu espalda para cobrarte abrazos pendientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario