jueves, 18 de octubre de 2018

Ahora que nadie nos ve

Ahora que nadie nos ve te confieso que he doblado las rodillas,
pero nunca he bajado la barbilla. Ni la mirada.

Ahora que nadie nos ve tengo que admitirte que estoy más roto de lo que logras adivinarme,
pero no me he olvidado de los lugares donde van mis pedazos.

Ahora que nadie nos ve; ojalá sonrías, amor.
Por aquello de que te llamen insensible si lo haces cuando te ven, como si la sonrisa fuera una muestra irrefutable de que todo va bien.

Y no.

Ojalá sonrías, amor.

Ahora que nadie nos lee, te advierto que tengo muchas letras guardadas con tu nombre, borradores con tus apellidos y versos y besos que jamás verán la luz.

O quizá.

En ese libro que nunca podré escribir.

Ahora que nadie nos lee; te quiero, desamor.

Por aquello de nunca ser lo que no podríamos ser por el simple y jodido hecho de ser tú y yo.

Pero como desear ser otros, si solo yo sé como acaricias y solo tú sabes como muerdo.

Ahora que nadie nos ve, no pares amor.

Ahora que nadie nos lee, escríbeme cuando te sientas rota; tampoco me he olvidado de donde van tus trozos.

Por aquello de creerme un héroe si sueltas un ‘te necesito’ a regañadientes.

Ahora que nadie nos ve, te quiero, amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario