martes, 18 de junio de 2013

Cartas

"Sé que no podría convencerte de que te quedes a mi lado, no sirvo para venderme. Sé vender zapatillas, me gusta vender zapatillas. Pero no me gusta venderme a mi. Se me da mal vender algo que sé que tiene desperfectos y que tarde o temprano puede fallar. Se me nota en la cara cuando hablo sobre algo que no tiene visos de ser lo ideal. Quizá sea porque no soy el chico modelo que todas buscan. Ni músculos, ni estudios ni cartera llena. Más allá de lo material, lo del fondo me preocupa más. Las inseguridades de no ser capaz de cualquier cosa que tenga que ver con tu puta sonrisa, con tu jodida felicidad. Y me achanto yo mismo. Yo solito. Como el imbécil que se tropieza con sus pies cuando sale corriendo. 

Ese soy yo. El estúpido que sería feliz con mirarte a los ojos 5 minutos al día a golpe de volante y carretera en lugar de alas y cielo..."

Y ahi es cuando te das cuenta de que hay cartas que no debe ser enviadas.. Que por el bien de los dos deben quedarse guardadas en un cajón del que no puedan salir jamás. Cartas de las cuales solo pueden leerse fragmentos para no reventar en mil pedazos el pecho del que la lee.

Es ahi cuando todo empieza a tener sentido... Y yo a perderlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario