domingo, 2 de marzo de 2014

Yo

Yo, que aprendí a encajar disparos a bocajarro y a taponar hemorragias de esas que te dejan desangrado en una baldosa en medio de la ciudad.
Yo, que decidí tropezar varias veces con las mismas piedras, para cerciorarme de quien era el fuerte y se terminaran rompiendo.
A mi, que me han hecho tantas zancadillas, que me he tenido que levantar en tantas ocasiones que las vistas desde lo más profundo de los pozos ya me es familiar.
Yo, que he escalado tanto, que me he desgarrado las manos aferrándome a todos esos clavos candentes que ya no siento la soledad al pasear.

Por mi, que apostaron tan poco...

Yo, que no tengo mejor motivación que amanecer y trasnochar con algo tan simple como una sonrisa en el rostro. Imperfecta, me da igual. Sigue siendo lo más bonito que puedo brindarme a mi mismo.
A mi, que me basta con ver en los míos un gesto afín. Los que están envueltos en sal y los que nunca han visto la lava sobre el mar.

Y, por enésima vez, yo.

Que pasen los años que pasen seré el que deje al tiempo hablar, al cielo aconsejar y a la marea consolar.

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