lunes, 14 de diciembre de 2015

Despacio.

Me he levantado despacio,
para no alterar la poesía que hay en mi cama.

Una poesía desnuda,
sinuosa,
vibrante,
de esas que generan contracturas cervicales cuando las ves pasar.

Me he levantado despacio
y frente a los pies de mi cama
he recordado la rima de su brasier
con el verde de sus ojos.
 
Me he levantado despacio
observando la superstición de sus piernas cruzadas,
luchando para que no se escape mi suerte.

Me he levantado despacio,
abrazando al silencio que llena el cuarto,
afinando el oído,
prendándome de su respiración acompasada,
debatiéndome entra abrazarla y la muerte.

Me he vuelto a acostar despacio,
sin romper su calor,
sumando mi piel a su ecuación,
sumando su paz al resultado final
de mi salvación.

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