miércoles, 22 de agosto de 2018

Ocaso

Se pone el sol en nuestros corazones,
se van apagando las luces de lo que un día fue una avenida reluciente y llena de vida.

Vida que ya no nos queda para compartir.

Vida que, ojalá, nos brinde la oportunidad de resarcirnos.

Lejos el uno del otro.

Pero felices.

Se pone el sol en mi mirada,
se ilumina la Luna en tus pestañas,
cae nieve sobre mis manos
y se hielan tus esperanzas.

Entran en erupción, como un volcán, nuestras ganas.

Y saltan por los aires la paciencia y la cortesía.

Nuestros corazones se llenan de lava, arden y todo duele.

Todo duele.
Todo quema.
Todo acaba sepultado.

Pero el tiempo será calma,
el tiempo será paz
el tiempo enfriará el fuego.

El dolor.
El rencor.

Y florecerán, de nuevo, fuertes y rudas nuestras ganas de volver a amar.

Se pone el sol en tu mirada,
se ilumina la Luna en mis pestañas,
como una metáfora de que, en la distancia,
literal y metafórica,
sabremos querernos.

Y sabremos guardar en nuestras retinas,
en nuestras pieles,
en nuestros latidos,
el recuerdo de este amor
que fue, sin lugar a dudas,

el ocaso de todas mis pesadillas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario