martes, 2 de abril de 2013

Imprescindible

Con todo esto quiero decirte que no te rindas, que todo está dentro de ti.
Que no decaigas, que si hoy tienes que dar un paso hacia atrás, lo des. Mañana tendrás más fuerzas para avanzar.
Que aquel que no encuentra un motivo por el que seguir luchando no se merece la oportunidad, si quiera, de desenvainar una espada.
Que tengas la serenidad para comprender que un minuto siempre serán 60 segundos y que en ese pequeño intervalo de tiempo puedes cambiar radicalmente tu vida.
No desprecies ni un solo minuto por vacío que te parezca su primer segundo.
Los mejores momentos son los inesperados, los fugaces, los que no te da tiempo a analizar.
No te cruces de brazos, tiéndelos pero no los tuerzas con facilidad.
Sé claro, conciso, duro y afable.
Sé un saco de boxeo y un muro de piedra.
Sé tu espejo y el de los que tienes al lado.
Deja todo lo que estés haciendo cuando alguno de tus amigos te necesite.
Y si estas lejos, hazles ver que para escuchar no hace falta compartir baldosas... Y para seguir queriéndoles, menos. Ellos te sustentan. Sus recuerdos junto a ti te dan aire cuando el metro te ahoga y las ganas de verles te motivan para comerte cada día desde el primer instante en el que abres los ojos.

No te olvides que lo que buscas está a la vuelta de la esquina esperándote, acompañado de trabajo y dedicación hacia los tuyos.

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