Es hora de creer.
Es el momento de ponernos
la sonrisa en la cara,
un beso donde tú quieras,
la ropa que sobre donde prefieras.
La hora de abrir las alas,
de no dejar que nos arranquen las plumas,
de escribir para sanar,
la hora de esos versos que cicatricen,
y también de los besos.
Es hora de crecer.
Ponernos de puntillas frente al espejo,
guiñarnos el ojo,
sentirnos más fuertes, más libres, más guapos.
Pisar fuerte cada baldosa,
hundir los pies en la arena,
escalar acantilados,
calcar los tuyos en las sábanas.
Y no cambiarlas.
Es hora de creer que podemos ser lo que queramos ser.
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