miércoles, 10 de septiembre de 2014

Margarita

Al final resulta que todo se trata,
 al parecer,
de deshojar oportunidades.
Ahora si, ahora no.
Mañana si, pasado no.
Y, de paso,
deshojamos la paciencia de aquel que un día fue incondicional.

Y ésta,
por muchas margaritas que te encuentres en tu camino,
se marchita.
Se hastía, se agota, se queda vacía, pelada.

Y se va,
como nos vamos todos.

Le llega su otoño en cualquier estación del año,
por mucho que la riegues.
Y te darás cuenta que,
lo único que conseguías,
era alargar su agonía.
 

Le llega el invierno y se hiela,
como tu corazón cada dos semanas.
Le llega su San Martín y no hablamos de ninguna cerda,
aunque se haya enfangado en el barro de la hipocresía
 y haya echado por tierra todas las ganas que tuvo alguien de quedarse a su lado.

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