lunes, 22 de septiembre de 2014

Mojado

Huele a mojado ahí afuera. Algo me recuerda que el verano ya se ha ido, que el otoño llama a mi puerta. 

Se olvidó de tocarte al timbre y en tu habitación todavía brilla el sol.

Piso hojas mojadas nada más salir de mi portal y un charco me habla del frío de mi ausencia. No me falta nadie, ni si quiera tú. 

Me falto yo.

Algunas de mis sudaderas conservan la colonia de la última primavera cuando mi alegría flotaba por encima de todas esas aceras encharcadas y podía permitirme el lujo de bailar con alguna fulana bajo la lluvia. 

Igual es injusto llamarles fulanas por no quedarse, quizá el fulano fui yo. Pero mi corazón está tan poco acostumbrado a esa falta de respeto que a veces ignora lo que provoca.

Que injusticia para aquella que, incluso, se acordó de mi nombre cuando amaneció.


Ha parado de llover afuera, pero sigue oliendo a mojado.

Es lo malo de la lluvia, solo empapa. 

Si fueras nieve...

No hay comentarios:

Publicar un comentario