Empecé a convivir con tu recuerdo
como el que vive con una alergia;
Resignado a que te haga daño
cuando menos lo esperas.
Pero el corazón es más listo.
Y me ha pasado
como pasa
cuando expones,
durante un tiempo prolongado,
tu cuerpo a un alérgeno;
que llega un día que ya no duele.
Y así se ha quedado tu recuerdo,
obsoleto,
plano,
vacío.
Anticuado.
Ya no sabe aparecer,
y cuando lo hace
es demasiado previsible
como para que se me acelere el pulso.
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