domingo, 12 de octubre de 2014

L/M

Dile a Madrid que me cuide el otoño,
que habrá hojas de sobra por el suelo
para cubrirlo del frío
y que no le empape la lluvia.


Dile a Lanzarote que guarde el verano,
y que me preste un tarro de sol
para cuando las nubes no me dejen verlo.
Por eso de no olvidarme de él, 
y por probar, de nuevo, 
lo amargo del masoquismo.


Dile a octubre que no traiga recuerdos,
que se quede su nostalgia,
sus bohemios amaneceres,
pero que no se lleve el eco de su voz.

Que no borre el número dieciséis de su calendario,
que aunque me faltes,
siempre supiste quedarte.


Dile al invierno que tarde en llegar,
que esta vez,
en mi navidad,
no nevará.

Dile al número quince que no me abra el portal,
que no subiré a su cuarto piso,
que detrás de la séptima puerta
ya no se esconde ningún tesoro.


Dile a Lanzarote que pronto volveré a bailar,
aunque no sepa,
aunque le pise los pies al mar,
aunque no siga el compás.

Dile que pronto,
muy pronto,
volveré a empaparme de sal.



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