miércoles, 15 de octubre de 2014

Madrid

Madrid nunca muere cuando cae la noche, incluso me cuesta creer que duerma. Es imposible conciliar el sueño con tanto bullicio a nuestro alrededor. 

Ni con tanto silencio lleno de historias. 

Como la de ese taxista que trabaja 18 horas diarias para que sus niñas vayan a la escuela, o la de esa madre que se tira otras tantas en un albergue dando cobijo a los que no tienen un techo. 

Sé que muchos les llaman "los más necesitados", pero yo no los veo asi. Te aseguro que ellos encuentran la felicidad mucho más rápido que nosotros. 

Madrid es incapaz de descansar y se encarga de que nosotros también estemos alerta, para crecer, para aprender. 


Para querernos.  


Para encontrarnos. 


Yo hoy tampoco he sido capaz de dormir, y la entiendo. La comprendo. 

Quizá porque me voy. 

Quizá porque Madrid me parece más bonita cuando la abandono. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario